Antony Blinken se reúne con el líder palestino, Mahmoud Abbas. Ramallah, en Cisjordania, 31 de enero. EFE/EPA/Majdi Mohammed / POOL
Por: Roberto Morejón
En ostentación de su supuesto papel conciliador en Medio Oriente, el secretario norteamericano de Estado, Anthony Blinken, visitó Cisjordania ocupada e Israel, oportunidad en la que llamó a la calma, sin la más mínima inculpación al principal gendarme de Washington en la región por el terror desatado.
Blinken expresó lo que llamó “profunda preocupación” por la escalada de violencia en Medio Oriente, caracterizada por la represión israelí, aunque él no lo explicó así.
El visitante admitió que los palestinos enfrentan lo que denominó un “horizonte de esperanza cada vez más reducido” para una solución de dos Estados en el conflicto con Israel.
Un día después de entrevistarse con el premier israelí, Benjamin Netanyahu, en Jerusalén, el jefe de la diplomacia de Estados Unidos se reunió en la ciudad de Ramalah, en Cisjordania, con el presidente de
Más allá de instar a una reducción de las tensiones, Blinken no ofreció iniciativas de paz en tanto se registran acciones de las fuerzas de Israel en Jerusalén Oriental y Cisjordania ocupada que han cobrado solo en enero la vida de 35 palestinos.
Si bien Abbas reclamó a los estadounidenses presionar al régimen sionista para detener sus crímenes, los aludidos solo se limitan a vagos llamados al sosiego.
Ni siquiera el presidente Joseph Biden cuando visitó la región con anterioridad habló de nuevas conversaciones entre palestinos e israelíes.
Los observadores se preguntaron cuáles son los resultados del viaje del Secretario de Estado a la zona en medio de la embestida israelí, si no tiene nada claro que ofrecer.
Mucho más cuando el nuevo gobierno de extrema derecha de Netanyahu prometió adoptar una postura de rudeza contra los palestinos y aumentar la construcción de asentamientos, considerados ilegales por la comunidad internacional.
Es más, en coincidencia con el viaje de Blinken, Israel lo saludó con un manojo de nuevas decisiones para combatir lo que calificó de terrorismo.
Se trata de la revocación de documentos de identidad israelíes a personas sospechosas de colaborar con los palestinos y a residentes árabes en el este ocupado de Jerusalén.
Tanto por lo anterior como por la suma de 500 mil colonos judíos en los asentamientos ilegítimos, Israel debería ser sentado en el banquillo de los acusados.
Pero Blinken llama a la calma.