Colaboración de Cuba en la salud se expande por el mundo
por Roberto Morejón
La colaboración internacional de Cuba en la salud se expandió en las últimas décadas, principalmente en países del Sur, pero es posible llegar a acuerdos mutuamente provechosos con los europeos.
Con el recuerdo de las prestaciones en ese sentido de profesionales antillanos de la salud en el norte de Italia y Andorra durante la pandemia, es factible explorar caminos en esa dirección y en otras entre la mayor de las Antillas y naciones europeas.
Cuba y Portugal firmaron en La Habana recientemente un memorando de entendimiento a fin de impulsar la cooperación médica y biofarmacéutica.
Las partes prevén establecer trabajos conjuntos entre universidades para evaluar programas de estudio y capacidad técnica.
La avenencia pone sobre el tapete hacer contactos sobre la industria de alta tecnología para la producción de medicamentos.
La labor mancomunada con Portugal, en vías de concretarse, tiene un antecedente notorio en Italia, donde en la actualidad se desempeña medio centenar de médicos de la nación caribeña, específicamente en el sur de la península.
Allí las autoridades sanitarias debieron enfrentar lo que localmente califican de deterioro de los servicios, fundamentalmente por la partida de médicos italianos al exterior.
Autoridades municipales deseosas de lograr sociedades más justas contactaron a Cuba y luego de conversaciones, firmaron un acuerdo que llevará a Italia a casi medio millar de especialistas en un año.
Los desplazamientos de profesionales de bata blanca de la tierra de José Martí a Italia y Andorra, en este último caso durante la pandemia, y el plan de cooperación trazado con Portugal se inscriben en una creciente labor internacional de los cubanos.
Más de 25 mil profesionales de la salud laboran en 56 países, aunque también la nación caribeña busca el intercambio en las esferas de la ciencia, biotecnología y producción de medicamentos.
Los cubanos enfatizan en que los avances en salud y tecnología deben utilizarse para salvar vidas en el planeta y si no fuera por el bloqueo estadounidense se podría ampliar ese mecanismo conjunto de trabajo.
Con la formulación de vacunas propias contra la Covid, fármacos novedosos como el Heberprot P, para atender el pie diabético, y un prometedor ensayo clínico para valorar un antídoto de creación autóctona destinado a la atención del Alzheimer, la mayor de las Antillas tiene progresos indiscutibles.
Globalizar experiencias y prácticas constituye una necesidad en el mundo.