Por: Roberto Morejón
La elección de Dilma Rousseff para ocupar una alta responsabilidad en un órgano financiero clave en el grupo BRICS, representa un justo reconocimiento a la expresidenta brasileña, removida de su cargo en 2016 por escabroso golpe palaciego.
Dilma estará al frente del banco de fomento de los BRICS, agrupación de países integrada por Rusia, India, China, Sudáfrica y Brasil, con importante papel de contrapeso en la geopolítica mundial.
Electa de forma unánime para situarse a la cabeza del organismo hasta 2025, la notoria política y también economista tuvo un sobresaliente peso en la estabilidad de Brasil, la reducción notable de la pobreza y el fomento de trabajo para sus compatriotas.
Dilma Rousseff, quien antes de ser Presidenta se desempeñó como ministra durante el gobierno inicial del presidente Luiz Inacio Lula Da Silva, hizo indudables aportes a los avances del gigante sudamericano y cosechó arraigo a nivel internacional.
Después de ser apartada como primera mandataria a raíz del denominado impeachment, Dilma se mantuvo alejada de los cargos públicos durante siete años, y ahora asumirá de forma inmediata el liderazgo del banco de fomento de los BRICS.
Con sede en la ciudad china de Shanghai, la referida institución financiera fue establecida en 2014 y siempre se trazó como propósito el financiamiento de proyectos de gran porte en los cinco integrantes de los BRICS y en asociados del bloque.
A sugerencia de Lula, los BRICS asumieron como propia la postulación de Dilma poco antes de la próxima visita del actual presidente de Brasil a China, su mayor socio comercial y segunda potencia económica mundial.
Dilma sustituirá al renunciante Marcos Prado Troyjo, un allegado del ultraderechista expresidente brasileño Jair Bolsonaro, de ahí que se prevé una nueva óptica para el banco de fomento de los BRICS.
Es de esperar un nuevo impulso de la entidad financiera, la cual hasta ahora aprobó 80 proyectos por valor de unos 30 mil millones de dólares en sectores clave.
Si bien Dilma Rousseff deberá residir en Shanghai, probablemente desde allí seguirá muy atenta al curso de los acontecimientos en su país y ayude, desde su nuevo puesto, a acometer los ambiciosos proyectos de Lula para mejorar el nivel de vida de sus coterráneos.
