Los cubanos votaron por la unidad del pueblo y el mantenimiento de la
democracia. Foto: Archivo/RHC
Por Roberto Morejón (RHC)
Luego de un proceso intenso de selección de sus representantes a los órganos del Estado, los cubanos acudieron masivamente, este domingo 26 de marzo, a una jornada positiva: la elección de sus diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
A fines del pasado año, los electores habían escogido a los integrantes de las asambleas de gobierno en los municipios, nutridas estas últimas de los delegados de base, allí donde los vecinos saben quiénes tienen más méritos para nominarlos y elegirlos.
Después del más reciente tránsito por las urnas, una nueva Asamblea Nacional o Parlamento deberá constituirse en Cuba, como espacio supremo del poder del Estado, y avalada por el carácter democrático del sufragio.
Foto tomada de Archivo/RHC
Hablamos del único órgano con potestad constituyente y legislativa, de ahí la alta responsabilidad y la satisfacción de los seleccionados, mediante el voto directo, secreto, igual y libre.
Ellos saben que les aguardan misiones complejas y de elevado compromiso.
Deberán elegir al presidente, vicepresidente y secretario del Consejo de Estado, la instancia que representa a la Asamblea Nacional entre sus sesiones y ejecuta los acuerdos del parlamento.
Los diputados representativos de toda la sociedad, tienen la encomienda de velar por los intereses de los pobladores, atender sus reclamos, criterios, dudas y críticas.
Ya tienen una noción amplia de las inquietudes, porque los 470 candidatos a diputados recorrieron las demarcaciones por donde fueron nominados.
Allí sostuvieron encuentros muy sinceros, como los calificó el presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, quien además, destacó que los vecinos manifestaron esperanza en el mandato de los legisladores y plantearon exigencias.
Fue como un parlamento dentro de otro, pues la tribuna en la calle arrojó innumerables vivencias acerca de las dificultades, errores o aciertos en la base.
Todo ello en medio de una apremiante situación económica del país, con acentuadas limitaciones materiales preocupantes para los cubanos, ante un feroz bloqueo estadounidense e impacto negativo de la guerra en Europa del este, sin descartar desaciertos internos.
Pero existe consenso entre los votantes de que debe confiarse en sus diputados, quienes cumplirán funciones sin privilegios personales o beneficios financieros.
Ellos son expresión de la democracia del sistema electoral cubano y han sido distinguidos con la opinión popular, durante un transparente ejercicio del sufragio, en paz, con certidumbre de madurez política, por muy duro que resulta el presente.
