La embajadora de Cuba repudió de manera enérgica en la Unesco actos que consideró de corte fascista
contra la cultura de la nación antillana.

Por Roberto Morejón
 
Cuba cree que en un organismo especializado de la ONU como la UNESCO es útil denunciar el acoso y presiones a artistas del archipiélago caribeño en algunos países.
 
La delegación cubana acreditada ante la UNESCO, Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, expuso en la sede de París las agresiones y campañas contra artistas e intelectuales, cuando cumplen compromisos en el exterior.
 
Así ocurrió con el dúo Buena Fe, cultivador de la música popular, sometido a escarnio en ciudades españolas por una minoría de exaltados de origen cubano, empeñados en impedir la observancia de sus contratos por los intérpretes.
 
Por presiones de extremistas también de origen cubano, la poetisa residente en La Habana Nancy Morejón, Premio Nacional de Literatura, le fue retirada la condición de presidenta honoraria del festival parisino Mercado de la poesía.
 
No se trata de los únicos apremios contra artistas y escritores residentes en la nación caribeña, pues Miami es un escenario con larga tradición en establecer cacerías de brujas contra exponentes de la cultura afincados en la mayor de las Antillas.
 
Las embestidas, con frecuencia convertidas en manifestaciones de fascismo, deben ser conocidas en el mundo, de ahí la importancia de que Cuba estableciera su denuncia en la sede de la UNESCO, dados sus valores y principios fundacionales.
 
Recordemos que la UNESCO es la entidad dedicada a conseguir el establecimiento de la paz mediante la cooperación internacional en las esferas de la educación, ciencia, cultura, comunicación e información.
 
Por más de siete décadas Cuba ha sostenido un estrecho vínculo con la UNESCO, recibe asistencia y agradece incluso la campaña internacional lanzada para el rescate de La Habana Vieja en 1982.
 
Tanto en la UNESCO como en otros ámbitos deben tener referencias del boicot a representantes cubanos de la cultura por individuos y grupos de extrema derecha transnacional y de origen antillano.
 
Son los mismos que dicen enarbolar el derecho de la libertad de expresión y la democracia, pero sostienen una enconada persecución de los representantes de manifestaciones artísticas de Cuba y de intimidación a empresarios que los contratan.  
 
Los cubanos expresan orgullo por artistas e intelectuales, quienes contribuyeron durante la pandemia por la Covid-19 a restaurar y recomponer los ánimos de una sociedad golpeada por el padecimiento y el bloqueo de Estados Unidos.