Acuerdo sobre Colombia irradia esperanza

Editado por María Candela
2023-06-10 12:34:21

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Para Cuba fue motivo de satisfacción propiciar con su organización, imparcialidad y discreción la buena marcha
de una parte del diálogo entre el gobierno y el ELN.

Por Roberto Morejón
 
En La Habana, donde se alcanzaron definitivos acuerdos en 2016 entre el entonces gobierno y la insurgente Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, se concretó otro paso positivo, al concertar un cese al fuego por seis meses las autoridades actuales y el rebelde Ejército de Liberación Nacional.
 
Si bien todavía resta tiempo de discusión entre los representantes del gobierno de Gustavo Petro y el ELN, observadores coinciden en calificar de histórico el acuerdo logrado en la capital de Cuba.
 
Para el propio Petro, en expresión de optimismo, el grupo insurrecto se coloca en circunstancias diferentes y de esta forma, subrayó, aporta a la promesa de que en mayo de 2025 cese totalmente la guerra en Colombia.
 
Se trata de palabras mayores y una aspiración de muchos habitantes de ese país sudamericano, escenario de violencia por décadas.
 
No por casualidad la avenencia concretada en La Habana despertó expectativas en Colombia, donde sin embargo se espera que grupos de derecha y élites económicas expongan consideraciones, luego de salir de la sorpresa inicial por el anuncio.
 
No obstante, sobre la mesa ya está listo el enunciado del cese al fuego bilateral por un período preliminar de 180 días, el movimiento más preciso registrado hasta hoy durante el diálogo de las partes mencionadas, estructurado en tres ciclos.
 
Como era lógico, guerrilleros y enviados del gobierno señalaron su deseo de que la sociedad colombiana aporte respaldo mayoritario.
 
Como parte de esa sociedad, campesinos, pobladores de comunidades y otros ciudadanos aventurados a la violencia, deben ubicarse entre los primeros en abrigar anhelos sobre un acuerdo de cese al fuego.
 
Ellos todavía esperan al igual que el gobierno actual de Colombia el establecimiento de compromisos sólidos en la búsqueda de una paz duradera, tan escurridiza, y la construcción de un escenario propicio para la justicia.
 
Después del logro comunicado en La Habana, aumentará el interés porque los actores en el diálogo definan nuevos progresos durante el cuarto ciclo en Venezuela.
 
Entretanto, es oportuno apuntar que para Cuba fue motivo de satisfacción propiciar con su organización, imparcialidad y discreción la buena marcha de una parte del diálogo entre el gobierno y el ELN.
 
Y también alienta que el presidente Petro y los insurgentes objetaran y en consecuencia exhortaran a eliminar la calificación de Cuba, por Estados Unidos, de país patrocinador del terrorismo.

 



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