Bolsonaro estará imposibilitado de participar en los comicios presidenciales de 2026 y los municipales de 2024 y 2028, como codiciaba.
Por Roberto Morejón
La inhabilitación política durante ocho años de Jair Bolsonaro obstruye las ambiciones del ultraderechista expresidente brasileño, quien condujo a su país entre exabruptos, excesos y rampante conservadurismo.
El político extremista debió acatar la decisión del Tribunal Superior Electoral por haber cuestionado la confiabilidad de las urnas electrónicas y exponer ante embajadores extranjeros en 2022 un caprichoso perfil antidemocrático de su país.
Bolsonaro, quien dice ser inocente y apelará el fallo, estará imposibilitado de participar en los comicios presidenciales de 2026 y los municipales de 2024 y 2028, como codiciaba.
A sus 68 años, el desenlace legal lo saca del ruedo electoral y lo señala responsable de cargos graves, incluyendo abuso de poder y desinformación.
Asimismo los magistrados le atribuyeron uso de discurso violento, mentir e incitar a lo que calificaron como estado de paranoia colectiva sobre el sistema electoral.
No obstante, sus ambiciones son acentuadas y nadie duda de que el ahora inhabilitado exprimer mandatario por ocho años, buscará sustitutos que asuman su filosofía ultraconservadora y manipulación religiosa.
No pocos de sus críticos auguran que Bolsonaro tratará de adiestrar un delfín entre sus hijos, la evangélica exprimera dama, Michelle, y el actual gobernador de Sao Paulo, Tarcisio de Freitas, un militar que hizo carrera en la administración pública.
Bolsonaro tratará de apuntalar a su elegido sin abandonar su estrategia de defensa, pues es investigado por otras presuntas transgresiones.
Tras su derrota en la segunda vuelta de octubre de 2022 frente al ahora Jefe de Estado Luiz Inacio Lula Da Silva, los simpatizantes del caudillo cortaron carreteras y acamparon frente a cuarteles en demanda de una intervención militar.
Son muchos los que asocian al propio Bolsonaro a la invasión de sus seguidores a los edificios de la Presidencia, Congreso y Corte Suprema en Brasilia el 8 de enero, después de asumir Lula.
El retrógrado exprimer mandatario enfrenta además casi una decena de procesos administrativos en el tribunal electoral y cinco investigaciones en la Corte Suprema.
Esas amenazas de procesos están lejos de apartarlo de su terca cruzada contra el actual gobierno progresista y de sus intentos por justificar su pésima gestión de la pandemia por el coronavirus, razón por la cual murieron más de 700 mil brasileños.
Apartado Bolsonaro por ocho años, sería un error considerarlo liquidado.