Las exiguas precipitaciones fluviales beneficiaron levemente el embalse de Paso Severino, vital para Montevideo, la capital.
Por Roberto Morejón
Los uruguayos suspiraron aliviados ante la caída reciente de algunos aguaceros, para muchos insuficientes aún para paliar la aguda sequía, la más acentuada en 70 años, causante de una crisis hídrica, la peor de la historia local.
Las exiguas precipitaciones fluviales beneficiaron levemente el embalse de Paso Severino, vital para Montevideo, la capital, afectada al igual que el resto del país.
El reservorio indicado, el mayor de Uruguay, ha bajado peligrosamente a menos de 2,4 por ciento de su capacidad e inspira lógico temor.
La grave situación ganó protagonismo en los últimos meses cuando los canales por donde se acarrea el vital líquido reducían su tamaño, y por los grifos de los clientes en sus casas comenzaba a salir agua salada.
Para muchos uruguayos, las dificultades actuales no solo están vinculadas a la ausencia de temporales, pues destacan la orfandad de políticas oficiales dirigidas a atenuar los impactos de los períodos secos.
En opinión de directivos de la Administración Nacional de las Obras Sanitarias del Estado, la actual crisis hídrica pudo evitarse si el gobierno del neoliberal presidente Luis Lacalle Pou acometía obras de infraestructura.
La empresa pública mencionada tuvo recortes de 200 millones de dólares en inversiones, además de interrumpirse el plan del anterior presidente del país, Tabaré Vázquez, de construir un embalse en un importante arroyo.
Recordemos que como es común en la filosofía de ese tipo de gobiernos de derecha, durante su mandato disminuye el financiamiento al Estado.
Ante la agónica disponibilidad del recurso natural esencial solo queda apelar al agua embotellada vendida en tiendas, pero sectores vulnerables, aquejados por los bajos salarios, afirman tener dificultades para adquirirla.
A todo lo anterior se agrega lo que han denunciado fuentes de la oposición y que definen como falta de transparencia y comunicación del gobierno de Lacalle Pou al referirse al trance hídrico.
Por fortuna, los uruguayos cuentan con los recientes aguaceros que permitirán un moderado flujo de agua dulce en la cuenca del Río Santa Lucía.
Pero las condiciones normales solo se recuperarían en Uruguay, según expertos, si en agosto y septiembre se registran lluvias de al menos 100 milímetros como promedio en cada uno de esos meses.
Mientras tanto, el gobierno se conforma con recomendar la reducción del consumo de agua hogareña.