Cuba obtuvo 146 votos, el mayor número entre los candidatos a las tres plazas
disponibles para América. Foto tomada de Prensa Latina
Por Roberto Morejón (RHC)
Los cubanos reaccionan con orgullo, los amigos saludan al pueblo y gobierno y los adversarios de la Revolución manifiestan irritación porque la mayor de las Antillas resultó electa nuevamente como miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Efectiva para el período 2024-2026, la elección, por sexta vez, ocurre en un escenario global polarizado, de grandes tensiones, conflictos armados e intentos del Sur global de exigir con más voz y oportunidad sus derechos, con frecuencia conculcados.
En ese contexto, y aún en medio de severas privaciones materiales a causa principalmente del bloqueo estadounidense, la nación caribeña no cesa de ejercer la solidaridad, como hace con sus misiones médicas, entre otras iniciativas.
La tierra de José Martí también se coloca en las tribunas internacionales al lado de las causas justas y pueblos oprimidos, además de promover junto a otros países el nuevo orden económico internacional y el cambio en la arquitectura financiera.
Practicar la cooperación desinteresada, defender el multilateralismo, la paz y el diálogo respetuoso son principios de los cubanos.
En el plano interno, el pueblo participa activamente en un sistema en vías de perfeccionamiento de la democracia socialista, aun cuando el cerco estadounidense viola los derechos humanos de los cubanos.
Con universalidad y gratuidad de la educación y la salud, la aprobación mediante referendo de un avanzado Código de las Familias y antes de una nueva Constitución que ampara la igualdad y elementales derechos ciudadanos, Cuba sostiene sus avances esenciales, aun cuando las estrecheces materiales aumentan.
No se trata de una sociedad perfecta, pero se buscan consensos para eliminar rezagos de discriminación racial y de género, machismo y otras formas de intolerancia.
Hoy, cuando las carencias son marcadas, aun así se trata de priorizar a niños y adultos mayores, entre estos últimos esencialmente a los más vulnerables, si bien no todos sus requerimientos pueden ser atendidos al unísono.
Gran parte de esta trayectoria estaba en mente de los delegados en la votación para elegir a nuevos miembros del Consejo, oportunidad en la que Cuba obtuvo 146 votos, el mayor número entre los candidatos a las tres plazas disponibles para América.
Desde su escaño, la representación antillana defenderá el diálogo y la protección de todos los derechos humanos con apego a los principios de objetividad, imparcialidad y no selectividad.