Por María Josefina Arce
La cultura cubana, esa mezcla de razas, tradiciones y costumbres, símbolo de nuestro país, es también trinchera de resistencia ante la política hostil de Estados Unidos. Ha sentido con fuerza el bloqueo impuesto durante seis décadas contra nuestro pueblo, pero no ha renunciado a seguir defendiendo nuestros valores y principios y aportando a la espiritualidad de los cubanos.
El cerco económico ha afectado el desarrollo de proyectos de comercialización de las entidades culturales cubanas, en áreas de gran aceptación en todo el mundo, y en particular en Estados Unidos, como las artes visuales, la música, la literatura y la producción cinematográfica.
Persiste el bloqueo injustificado de cuentas personales y de instituciones vinculadas a la cultura, denuncia el informe sobre los daños que de marzo de 2022 a febrero del presente año ha ocasionado la unilateral medida, presentado en La Habana por el canciller cubano, Bruno Rodríguez, al cuerpo diplomático acreditado en Cuba.
Situación que reduce los recursos que en beneficio del impulso de la cultura pudieran tributar las distintas instituciones de esa esfera en el territorio nacional. Muchas más iniciativas se podrían desarrollar a lo largo y ancho del país para beneplácito y satisfacción de los cubanos.
El informe precisa que incluso, varias formas de gestión no estatal del sector han enfrentado obstáculos para la importación y obtención de insumos necesarios para el desempeño de su labor.
El bloqueo estadounidense afecta directamente la enseñanza artística, lo que repercute en la calidad del aprendizaje y la creación. Incide en la base material de estudio para las distintas disciplinas.
El país debe adquirir en lejanos mercados, con el consabido aumento del costo, instrumentos musicales y otros materiales necesarios, al tiempo que en muchas ocasiones se intenta impedir la donación de estos medios por personas e instituciones amigas en el exterior.
Asimismo, como parte de esa política hostil se ha intentado desacreditar las creaciones de representantes de nuestra cultura, residentes en territorio cubano, mientras se tratan de visibilizar y legitimar productos anticubanos.
El documento hace referencia a como se busca frustrar la presentación en el exterior de artistas y creadores que se mantienen trabajando en nuestro país, mediante el acoso y la violencia.
Pero la cultura cubana, la que enaltece la obra emancipadora de la Patria, sigue desde sus diferentes manifestaciones creando, defendiendo nuestros valores, resistiendo ante los intentos neocolonizadores y las dificultades y llegando a cualquier rincón de nuestro país, pues el acceso de todos a la cultura como un derecho humano es una de las grandes obras de la revolución.