Foto: France 24
Por Roberto Morejón. Radio Habana Cuba.
El multimillonario Elon Musk, dueño de la red social X, y el Fondo Monetario Internacional elogiaron el encendido discurso pro-mercado del ultraderechista presidente argentino, Javier Milei, en Suiza, y sus medidas feroces contra el Estado en su país.
No asombra el aplauso a quien se presenta como cazador de todas las ideas alejadas de su capitalismo extremo, como él mismo evidenció al hablar en el Foro Económico de Davos.
Milei fue a departir con las élites económicas y empresariales de lo que él considera como imperativo, más y mejor capitalismo rampante, ideas libertarias, cero justicia social y Estados minúsculos.
El primer mandatario de Argentina, quien viajó a los Alpes suizos prescindiendo esta vez de la motosierra que le adjudican simbólicamente sus detractores, habló de lo que le entusiasma, como cuestionar el progreso contra el feminismo a nivel mundial.
Asestó a su auditorio un centelleante rechazo contra la protección del medio ambiente porque, como pregona el expresidente estadounidense Donald Trump, hay que negar el cambio climático.
El capitalismo de libre empresa es lo máximo y solo él atrae el progreso; la justicia social es ilícita y es violencia y Occidente peligra porque, en su criterio, algunos caciques capitalistas socavan los pilares libertarios y abren paso, dice, al socialismo.
Quien habló en el exclusivo Foro de Davos fue el representante de un gobierno que en apenas un mes generó críticas con sus programas de achicar el Estado, contentivos de 366 cambios de leyes.
Algunas encuestas reflejan pérdida de cinco puntos de su imagen política, 47 por ciento opina que tiene arranques autoritarios y 56 por ciento reprueba cambios en la legislación laboral.
Los sindicatos alistan un paro nacional, los empleados lamentan la reducción de los ministerios a la mitad y los ciudadanos en general se resienten por la devaluación de más de 50 por ciento del peso.
Esa es la obra inicial del defensor del capitalismo extremo, al parecer con intenciones de cubrir el papel que su amigo, el también ultraderechista Jair Bolsonaro, intentó ejercer como líder mundial del ultra-conservadurismo.
Hoy, cuando repasa en las redes sociales las reacciones a su discurso, Milei constata que hasta bienhechores del neoliberalismo manifestaron aturdimiento porque, a su juicio, la intolerancia mella la llamada democracia al estilo occidental. FIN