Lula por la igualdad racial
por María Josefina Arce
Brasil redobla sus esfuerzos para poner fin a la esclavitud, que aunque en el país suramericano se abolió legalmente hace más de 135 años, continúa siendo una problemática que afecta a los ciudadanos más pobres, sobretodo a los afrobrasileños, pues está vinculada con el racismo y la discriminación.
De inconclusa califican los expertos y organizaciones de derechos humanos la abolición del trabajo forzoso en el territorio brasileño, por lo que el gobierno presidido por Luiz Inácio Lula da Silva intensifica sus acciones.
El pasado año, en unas 582 operaciones, se logró rescatar a más de 3 mil brasileños en condiciones análogas a la esclavitud, la mayor cifra desde 2009.
Las actividades económicas en las que hay mayor incidencia son las vinculadas a la agricultura, como el cultivo del café y la caña de azúcar. Pero también están presentes con fuerza en la minería y el servicio doméstico.
De acuerdo con las informaciones, los estados con mayor número de casos fueron Goiás, Minas Gerais y Säo Paulo.
Las autoridades igualmente actualizan la llamada "lista sucia", que identifica a empleadores, tanto individuos como empresas, que someten a sus trabajadores a condiciones laborales denigrantes.
Esta relación fue creada hace dos décadas, precisamente durante el primer mandato presidencial de Lula da Silva, en el que también fue una prioridad la lucha contra la esclavitud. En 2020, luego de varias tentativas en años anteriores, se pretendió eliminar ese mecanismo, pero la Corte Suprema lo impidió.
Las empresas e individuos incluidos en esta lista pueden ser objeto de multas y tener bloqueado préstamos en bancos públicos.
Pero en el centro de atención del gobierno está además, desarrollar programas sociales que mejoren las condiciones de vida de las personas más vulnerables para evitar que sean atrapadas en las distintas manifestaciones de la esclavitud moderna.
El pasado año el mandatario puso en marcha una serie de medidas en los ámbitos educativo, laboral y de acceso a servicios públicos en beneficio de los afrobrasileños.
Para muchos la abolición de la esclavitud en Brasil está apenas en el papel. Por eso Lula da Silva, en su tercer mandato presidencial, ha vuelto a retomar con fuerza la lucha contra ese flagelo, que fuera también un empeño y compromiso durante sus dos gestiones anteriores.