Jóvenes trabajadores quedan protegidos por el Nuevo Código de Trabajo en Cuba

por Roberto Morejón

Las autoridades cubanas se esfuerzan por potenciar el empleo y atender a jóvenes estudiantes y trabajadores que conviven en circunstancias de vulnerabilidad.

Si bien Cuba sufre hoy una difícil situación económica causada esencialmente por el bloqueo estadounidense y el nulo acceso a fuentes de créditos internacionales, es posible atender con los escasos recursos disponibles a las personas con mayor precariedad.

Con ese propósito se pone en práctica la Política para la Atención Integral de la Niñez, la Adolescencia y las Juventudes, con énfasis en la transformación de situaciones individuales y no en el asistencialismo.

O sea, si es posible las estructuras de gobierno deben insistir en crear condiciones para que personas, sobre todo jóvenes, en entornos difíciles o que abandonaron el empleo y los estudios, regresen a ellos.

No pasa inadvertido el aumento de jóvenes y de personas de otras edades en la informalidad, donde no existen todas las protecciones y garantías para el ejercicio de esas faenas.

En el criterio de funcionarios del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, debe cambiarse el enfoque de la informalidad y respetar el derecho establecido en el Código del Trabajo.

Si bien las dificultades actuales del país, con inflación no frenada, bajo poder adquisitivo de salarios y producción de bienes por debajo de las necesidades hacen más compleja la atención al empleo, desde el Estado persisten en hacerlo.

Al respecto resalta la convocatoria a las ferias de empleo municipales, encaminadas a socializar las propuestas laborales de las empresas estatales, cooperativas y sector privado.

Por supuesto, todo lo anterior se inscribe en la atención priorizada del gobierno nacional y de los municipios a las más de mil 200 comunidades vulnerables identificadas en el archipiélago caribeño.

Con no pocos problemas sociales, en esos asentamientos se impulsan transformaciones, por debajo de los requerimientos a causa de las limitaciones materiales del país, pero importantes en tanto ayudan a paliar contratiempos cotidianos.

Con la mira puesta en personas y familias en fragilidad, en la mayor de las Antillas están en vías de aplicación gradual de medidas para corregir lo que el gobierno define como distorsiones, reimpulsar la economía, y dejar atrás las presentes afectaciones al bienestar.