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Por Roberto Morejón
A las víctimas de la esclavitud y su trata se le dedicó esta semana, como cada 25 de marzo, un día de recordación, aunque la Humanidad no ha reparado aún el impacto de un procedimiento tan cruel.
Por iniciativa de la ONU se evoca el proceso nefasto de más de 15 millones de adultos y niños desarraigados de su medio y conducidos a otras tierras para explotarlos como fuerza de trabajo.
No solo perdieron la libertad, malograron sus vidas y hasta fueron exterminados en medio de sufrimientos y el terror.
Pero los colonizadores rehúsan saldar la deuda contraída por el fomento de aquel trasiego de seres humanos en condiciones pavorosas.
No por casualidad, el secretario general de la ONU, António Guterres, pidió justicia reparadora para las víctimas y sus descendientes de la esclavitud.
Como señalara el alto funcionario de la ONU, durante 400 años los africanos esclavizados lucharon por su libertad, mientras las potencias coloniales y otros cometían crímenes contra ellos.
Si alguna enseñanza deriva del Día de recuerdo de las Víctimas de la Esclavitud y la Trata Trasatlántica de Esclavos es que lleva a pensar que el racismo y otros prejuicios no han sido erradicados.
Hoy muchos descendientes de esclavos africanos siguen exigiendo igualdad de derechos y libertades y regiones como el Caribe demandan a los otrora colonizadores un resarcimiento por los horrores del vasallaje.
En 2020, Hilary Beckles, presidente del Comité de Reparaciones de la CARICOM, Comunidad del Caribe, presentó una demanda ante el parlamento Europeo para poner fin a lo que calificó aún de colonización en el área.
Le asistía la razón al expositor porque en el Caribe, por ejemplo, consideran que el desarrollo económico de Europa fue en gran parte financiado por la extracción de riquezas de sus colonias.
Es cierto que el Caribe aparece en las postales turísticas como paraíso bajo el sol y las aguas cristalinas, pero esa verdad no oculta que debe lidiar aun con altos niveles de pobreza y desigualdad.
Dirigentes caribeños reiteraron al Viejo Continente la obligación de pagar los daños morales, humanos y materiales causados por un sistema opresivo de dominio.
Se trata de un requerimiento que es oportuno reiterar en una semana en la que el mundo evocó nuevamente los horrores de la esclavitud.