Imagen tomada de Deia.
Por Guillermo Alvarado
Israel es responsable por la muerte o heridas a un niño cada 10 minutos en la Franja de Gaza, un dato escalofriante que revela una concepción perversa de la vida, capaz de llevarnos en pleno siglo XXI a los momentos más oscuros en la historia de la humanidad.
Las estadísticas fueron proporcionadas por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, luego de una inspección en las zonas bombardeadas por la aviación del régimen sionista, que pretende justificar sus crímenes con una retorcida idea del derecho a la defensa.
Todo indica que los cabecillas sionistas, entre ellos Benjamín Netanyahu que defiende su gobierno tras una montaña de cadáveres, perdieron ya toda noción de humanidad, valores, ética y dignidad y su única posibilidad es seguir adelante hasta que su propio odio los consuma.
De acuerdo con Tess Ingram, especialista en comunicaciones de Unicef, un alto el fuego inmediato y efectivo es la única forma de detener el asesinato y la mutilación de niños.
Es necesario, agregó, aumentar el número de evacuaciones médicas para que los infantes puedan recibir la atención indispensable y reparar, por lo menos en el nivel físico, sus heridas.
Hay algo que ya es inevitable y es que los menores sobrevivientes a este genocidio, sea que hayan sufrido lesiones o no, quedarán para siempre marcados por la magnitud de la tragedia y sus vidas estarán fracturadas de aquí en adelante por la brutalidad que les fue impuesta.
"Estos niños se convirtieron en las caras de la guerra. De las devastadoras heridas a causa de los bombardeos, al trauma de quedar atrapados en enfrentamientos violentos, sus historias presentan una imagen desgarradora de las consecuencias humanas del conflicto", relató Ingram.
La brutalidad sionista no sólo está causando insondables dolores en el presente, sino que siembra odios y miedos profundos que nadie sabe en qué momento del futuro se volverán contra los agresores y sus descendientes.
Eso es algo que Netanyahu y las potencias que lo están apoyando y protegiendo, entre ellos Estados Unidos y el Reino Unido, no han sido capaces de comprender todavía.
Toda guerra deja heridas incurables por más que se pretenda ignorarlas, y esta de ahora no será la excepción.
De momento, todo indica que el régimen israelí pretende seguir al pie de la letra aquella frase de Lady Macbeth, personaje brutal creado por Shakespeare, de que “hemos navegado tanto en el lago de la sangre, que es más fácil llegar a la otra orilla que tratar de regresar”. Allá ellos.