La Paz armada

Editado por Maria Calvo
2024-06-18 08:38:32

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Secretario general de la alianza atlántica OTAN, Jens Stoltenberg

por Guillermo Alvarado

Decía el filósofo, político y estadista Mahatma Gandhi que no hay caminos para la paz, la paz es el camino, y con esa filosofía derrotó al ejército más grande en su momento, el británico, y conquistó la independencia de su país, la India.

Es una lástima que su trabajo haya quedado a medias, pues sus asesinos impidieron que concretara su programa para abolir las castas, consolidar la justicia social y fomentar la concordia entre las religiones, pero aún así no cabe duda de que fue uno de los hombres más lúcidos de su época.

Hoy día nos damos cuenta de cómo el mundo ha cambiado y no para mejorar y surgen ideas peligrosas como la planteada hace poco por el secretario general de la alianza atlántica OTAN, Jens Stoltenberg, un economista noruego que parece andar un poco confundido.

Dijo este señor, que no es militar, pero trabaja para los militares con un denodado esfuerzo, que el camino para la paz en Ucrania, pasa por aumentar hacia allí el envío de armas y que éstas, por supuesto sean de última generación. Al contrario de Gandhi, que percibía la paz como un camino, el jefe de la OTAN piensa que la guerra es el sendero adecuado.

Stoltenberg terminará pronto su período al frente de esa organización guerrerista, pero todo indica que aspira a dejar un legado, una doctrina o un paquete de ideas, cuyo eje sea que la acción bélica es la única forma de encarar el futuro de la humanidad.

Por supuesto que el complejo militar industrial de occidente, el consorcio transnacional que más dinero gana, debe estar encantado con este personaje, quien además la emprendió contra China, siguiendo el guión escrito desde la Casa Blanca, o más bien por los jefes del que despacha en el Salón Oval.

No contento con eso, Stoltenberg evocó la posibilidad de poner en alerta las ojivas nucleares de la OTAN, es decir de situarlas en estado de preparación para el combate.

En la actualidad las potencias nucleares gastan la bicoca de dos mil 898 dólares por segundo, si, por segundo, para modernizar sus arsenales y no es ninguna sorpresa que el liderazgo lo tenga Estados Unidos, que él sólo invierte en este ramo más que todos los otros países con armas nucleares juntos.

Y lo que mejor muestra cómo ha involucionado el raciocinio humano es que este desperdicio de riqueza se hace a sabiendas de que en caso de un conflicto atómico global, la mayoría de esos misiles no alcanzarían a dispararse, entre otras cosas porque no habría ningún ser humano vivo para continuar la aniquilación en masa de nuestra especie, y de todas las demás, por cierto.



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