Confrontación a gran escala entre el Estado sionista de Israel y el Líbano

por Guillermo Alvarado

Los últimos acontecimientos en la región del Oriente Medio apuntan a una confrontación a gran escala entre el Estado sionista de Israel y el Líbano, por lo menos, lo cual representaría una catástrofe para los pueblos de esa zona donde, recordemos, existen armas nucleares en los arsenales de Tel Aviv.

Durante las últimas horas han surgido voces reclamando calma entre los eventuales contendientes, pero la gran paradoja es que muchos de quienes piden moderación figuran precisamente en el bando que encendió los fuegos y contribuyó a alimentar la crisis ahora a punto de detonar.

Así, por ejemplo, el secretario general de la ONU, António Guterres dijo la víspera que le preocupa la posibilidad de que Líbano se convierta en otra Gaza, en referencia a la catástrofe inminente en la zona.

No se trata de que el político portugués tenga una responsabilidad directa en estos eventos, pero sí la organización que dirige pues durante décadas fue ciega, sorda y muda respecto al robo descarado que Israel hizo del territorio palestino, al punto de convertirlos en exiliados en su propio suelo.

El sionismo comenzó el genocidio palestino prácticamente al día siguiente de la creación de Israel, y la ONU fue incapaz de detener esta tropelía.

Más indignante aún es la hipócrita declaración del portavoz de la Casa Blanca, John Kirby, quien se pronunció contra una escalada militar regional y admitió que las tensiones están ahora mucho más altas que hace unos pocos días.

Estados Unidos siempre apostó por aumentar las tensiones en la zona con su irrestricto apoyo militar, económico y político a Tel Aviv y el encubrimiento de las graves violaciones humanitarias perpetradas contra sus vecinos.

No creo que alguien recuerde el número de veces que en los últimos 60 o 70 años, por lo menos, Washington utilizó su derecho al veto en el Consejo de Seguridad para evitar una condena a Israel lo cual, por otra parte, habría servido de muy poco para contener su comportamiento pirata.

La Unión Europea, por su parte, urgió a un alto el fuego tanto en Líbano como en la Franja de Gaza y se mostró “extremadamente preocupada” por el riesgo de un enfrentamiento a gran escala.

Nadie ignora la enorme influencia del capital sionista en el viejo continente, ni la sumisión de su política exterior hacia el departamento de Estado norteamericano, sobre todo en lo vinculado al Oriente Medio.

Es muy poco creíble que quienes ayudaron a incendiar la zona vengan ahora a jugar a los bomberos y hablen de una catástrofe inminente, cuando por mucho tiempo le dieron calor al huevo de la serpiente que ahora merodea a su antojo por esos lugares.