Foto: lasillarota.com
Por Guillermo Alvarado
Con sombrero de vaquero y aires de matón, el embajador de Estados Unidos en México, Kennet Lee Salazar, demostró una vez más que la diplomacia no es su fuerte, como tampoco la educación y el respeto hacia la soberanía de otros pueblos.
Más conocido como “Ken” Salazar, el funcionario arremetió contra la estrategia de seguridad del ex presidente Andrés Manuel López Obrador, en particular en materia de lucha contra el crimen organizado que está detrás del trasiego de drogas, el tráfico de armas y de seres humanos.
Dijo también que el gobierno mexicano le cerró las puertas a la cooperación bilateral con Estados Unidos en esta materia, así como de pausar los esfuerzos operativos de Washington.
Se trata de una abierta acción injerencista en el país donde desempeña sus labores, pero también de una grosería sin precedentes y, por último, de una falsedad sin límites.
Todas las estadísticas demuestran que durante el gobierno de López Obrador descendieron los crímenes y el tráfico de drogas y, más aún, que 89 personas vinculadas a este delito fueron extraditadas a solicitud de Estados Unidos.
Omitió Salazar decir que las drogas cruzan el territorio mexicano porque en la potencia norteña existe el mayor mercado de consumo del mundo, algo que ningún gobierno ha logrado resolver, porque no pueden o porque no quieren.
Este señor es abogado, así que debe conocer muy bien uno de los principios del comercio, sea legal o ilegal, y es que cortada la demanda, desaparece la oferta, una simple ecuación que Estados Unidos persiste en no aplicar.
Las mafias del narcotráfico existen en México, porque al otro lado de la frontera hay por lo menos 15 millones de consumidores y un sistema financiero ávido por lavar las ganancias que eso genera.
También obvió decir que las armas de fuego utilizadas por los delincuentes en México son traficadas por organizaciones criminales asentadas en territorio estadounidense, ni dijo una palabra de la demanda impuesta por México contra la industria y el comercio de estos artefactos en el país vecino.
Sobre el hecho de que López Obrador haya pausado “las operaciones de Washington” hay sobradas razones. La época más violenta sufrida por la sociedad mexicana ocurrió cuando el ex presidente Felipe Calderón aceptó utilizar a su país como escenario de la supuesta guerra contra el narcotráfico.
Invito a leer un editorial al respecto publicado la víspera por el diario La Jornada, donde hay muchos más elementos de juicio al respecto.