Imagen de archivo/RHC

Por: Guillermo Alvarado

El presidente de China, Xi Jinping, y su homólogo de Rusia, Vladimir Putin, aseguraron que la amistad y cooperación entre ambos países está basada en profundos e históricos principios y no se verá afectada por los cambios ocurridos o los que están por venir en el mundo.

Los mandatarios sostuvieron una prolongada conversación telefónica, a cuyo término expresaron su respeto mutuo y la voluntad de fortalecer los vínculos, independientemente o a pesar de intereses de terceras partes.

Somos buenos vecinos a los que no se puede alejar, y amigos verdaderos en lo bueno y en lo malo que se apoyan mutuamente y alcanzan el desarrollo común, dijo el líder chino.

Agregó que a pesar de los cambios en la situación mundial, las relaciones ruso-chinas avanzan de manera fluida, lo que fortalece el desarrollo y la revitalización compartidos e inyecta estabilidad y energía positiva a las relaciones internacionales.

Mientras, Putin dijo que mantener vínculos con China es una elección estratégica  a largo plazo, la cual no está sujeta a ninguna tendencia temporal ni interferencia externa.

En estos momentos ambos países se aprestan a conmemorar de manera conjunta el 80 aniversario de la victoria de la Guerra Mundial Antifascista y la guerra de resistencia del pueblo chino contra la agresión japonesa.

La determinación de los dos países contrasta con actitudes oportunistas conocidas recientemente en la parte occidental del planeta, donde para algunos el término amistad está siempre sujeto a las variantes del interés.

En esta línea, la víspera el presidente de Argentina, el “libertario” Javier Milei, le quitó el piso a su par de Ucrania, Volodomir Zelenski, cuando votó en la ONU contra una resolución destinada a presionar a Rusia en el conflicto con el país vecino.

No lo hizo, por supuesto, basado en ningún principio sino porque, dócil y flexible como es él, supo percibir de dónde soplan los nuevos vientos impulsados por Donald Trump y optó por mantener el favor de la Casa Blanca y sacrificar la amistad con el polémico gobernante ucraniano.

Durante la administración del expresidente Joseph Biden los dos, Milei y Zelenski, se dieron públicas muestras de afecto. El mandatario argentino le regaló dos helicópteros de combate y el de Ucrania elogió el programa ultra neoliberal impuesto por la Casa Rosada en Buenos Aires.

Alguien podría acercarse a Zelenski y recordarle al oído aquel refrán de que, con amigos como esos, como Milei, para qué quiere enemigos.