Foto: El Economista
Por: Roberto Morejón
En alegre competencia con su alumno aventajado, el ultraderechista presidente Javier Milei, su homólogo estadounidense, Donald Trump, aplica la motosierra que se ufana en exhibir el argentino, para reducir abruptamente la asistencia exterior y marcar otro golpe al multilateralismo.
Con el argumento de ahorrar cerca de 60 mil millones de dólares en programas en el extranjero, los inquilinos de la Casa Blanca recortaron contratos en 92 por ciento.
La nueva administración estadounidense aplicó amplios golpes de tijeras a las contribuciones a las agencias de la ONU, ante el estupor de los funcionarios de esa organización.
El principal contribuyente individual al presupuesto de la ONU, asesta así un duro golpe a las arcas, desde donde se extraen financiamientos para apoyar a personas expuestas a guerras, hambrunas y desastres.
De acuerdo con las reacciones en el organismo con sede en Nueva York, las declinaciones de fondos estadounidenses pondrán fin a soportes de ayuda vital a mujeres y niñas en materia de salud sexual, con secuelas devastadoras.
La potencia del Norte actúa rauda para desmarcarse de foros internacionales y en tal sentido anunció el retiro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, aunque no es miembro, si bien esa decisión pone de relieve el desdén de Trump por la cooperación.
No quiere decir que Washington se retracte de tratar de imponer su unilateral visión sobre cómo deben aplicarse los derechos humanos, pero sí deja patente su rechazo a escuchar los puntos de vista de otros países sobre normas para el presente y futuro.
Igualmente, la potencia del Norte se retira del Acuerdo de París sobre cambio climático, en tanto aumenta producciones de petróleo y gas, para escarnio de los ambientalistas.
Estados Unidos abandona también la Organización Mundial de la Salud, y antes lo hizo de la UNESCO, promotora de la educación y la cultura.
Por este camino de alejamientos y rebajas en asistencia, el republicano confirma su línea, consistente en el desmantelamiento de planes y proyectos no alineados con su altanera concepción de “Estados Unidos primero”.
Dicho de otra forma, avanza expedito el nuevo orden mundial de Trump, con el adiós a acuerdos internacionales y robustecimiento del aislacionismo y del enfoque bilateral en los nexos con el exterior.
Si los equilibrios globales ya estaban amenazados antes del 20 de diciembre de 2025, ahora las señales son más marcadas.
