
Foto: Prensa Latina
Por: Roberto Morejón
En una especie de competencia de corredores de fondo para ver quién puntea primero hacia la meta, el Secretario norteamericano de Estado, Marco Rubio, el enviado para América Latina, Mauricio Claver-Carone, y tres congresistas de alegado origen cubano pugnan por sobresalir en propuestas y medidas lesivas a los residentes en la mayor de las Antillas.
Claver-Carone y el congresista Carlos Giménez se despegan del pelotón en busca del trofeo reservado a los más beligerantes, siempre en la cuerda de sugerir, amenazar, ofender, proponer y ejecutar más medidas coercitivas, destinadas a reforzar el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba.
Claver-Carone y Rubio se ufanan públicamente de haber instado a Donald Trump en su primer mandato a aplicar 243 disposiciones para hacerle imposible la vida a los habitantes del archipiélago caribeño.
El ahora enviado especial para América Latina acorde con el regreso de Trump a la Casa Blanca, se explayó en una conversación en Miami en cuanto al rosario de intimidaciones a Cuba.
Claver-Carone lamentó que, según su criterio, había desunión en el equipo de Trump en su primer mandato y eso impidió ejercer las tenazas al ciento por ciento sobre La Habana tanto cómo planeaban, pero ahora, arguye, el panorama es distinto, más favorable.
De ahí que, según su exposición malsana, abogue por ejercer el dolor en el corto plazo para lo que define como ganancias en el largo tramo, en lugar de aplicar dolor a largo plazo y nada de ganancia.
Por supuesto, habla de desbancar el sistema social en Cuba mediante más privaciones materiales, asedios y subversión.
Carlos Giménez no se queda atrás, pues abogó ante Trump por el cierre total de remesas y de vuelos a la tierra de José Martí.
Aislar a ese país que dice ayudar y proponer la aplicación de aranceles a quienes colaboren con las misiones médicas de Cuba en el exterior, son otras de las retenciones impulsadas por el congresista ultraderechista.
En relación con los profesionales de salud se une a Marco Rubio, quien viajó recientemente al Caribe a denostar esas misiones, aunque no encontró asidero a sus diatribas.
A los sujetos antes mencionados se unió el almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur, quien aseveró, sin pruebas, que la mayor de las Antillas constituye un peligro para su país.
No por casualidad afloran en el complejo escenario de la Florida expresiones contrarias a la febril campaña de Rubio, Claver-Carone y los congresistas, como lo demuestra la aparición de una valla llamándolos traidores.
Aludían así a quienes con sus medidas draconianas promovieron la emigración de cubanos y ahora guardan silencio ante su posible deportación.
Los cubanos no se amilanan ante tantas afrentas y están vigilantes ante lo que se vislumbra como un rosario de más ataques, disimulados bajo el ropaje de operación quirúrgica.