por Guillermo Alvarado

El presidente de Argentina, Mauricio Macri, caracterizó sus primeras semanas en el poder con una serie de medidas de corte netamente neoliberal que hacen temer que el país se encamina a una confrontación social de dudosos resultados para el ejecutivo, empeñado en disolver los programas sociales implementados en los últimos 12 años.

Una de las primeras decisiones fue eliminar el control de cambios impuesto por la ex mandataria Cristina Fernández con el propósito de evitar la devaluación del peso, la moneda nacional, y proteger la cuantía de las reservas internacionales.

Los principales beneficiados con la liberación cambiaria son los grandes empresarios, que ahora pueden adquirir las divisas que quieran y sacarlas del territorio nacional sin ningún inconveniente.

Macri también eliminó los impuestos a las exportaciones de carne, trigo y maíz y redujo las de soja, un gesto a favor de la gran industria agropecuaria. Según la doctrina neoliberal, la reducción de tasas impositivas permite a las empresas enfrentar la competencia en los mercados en mejores condiciones, pero hasta ahora la única conclusión práctica se traduce en un importante aumento de ganancias.

Al mismo tiempo, y de manera sospechosa, las nuevas autoridades del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, informaron que suspenderán la publicación de datos sobre la marcha de la economía con el pretexto de reestructurar esa entidad oficial, por lo que será difícil saber de inmediato cuáles serán los resultados de las nuevas políticas implementadas por el gobierno.

Un barómetro más importante, sin embargo, es el descontento social que va en aumento tras los desastrosos anuncios que impactarán directamente en el bolsillo familiar, como la suspensión de los controles de precios, el aumento de las tarifas en servicios indispensables, como el gas y la electricidad, donde los subsidios estatales fueron suprimidos en medio de uno de los veranos más tórridos del país austral.

Los nuevos precios, que podrían tener incrementos del 500 por ciento, según la cadena internacional de noticias Telesur, no han significado una mejora en la atención a la población, que ahora enfrenta otras agresiones.

En una medida insólita, el ministerio de Salud informó la inhabilitación de 380 médicos formados mediante el programa de becas ofrecido por Cuba y que brindaban atención en áreas vulnerables, a donde no llegan los profesionales formados en las universidades locales.

Además de violar acuerdos firmados entre los dos Estados, Cuba y Argentina, hay aquí una muestra clara de menosprecio a la población más pobre, a la cual se le limita la garantía a la salud y se pone en riesgo su derecho a la vida.

En su desaforada carrera hacia el neoliberalismo, Mauricio Macri también volará en pedazos la soberanía nacional al negociar con los fondos buitre que, como la mítica ave de rapiña que devoraba todos los días el hígado de Prometeo por robar el fuego a los dioses y dárselo a los hombres, harán lo mismo con la economía argentina.

Tanto va el cántaro al agua, hasta que se rompe, dice el refrán que el presidente argentino insiste en olvidar, pero al menos debería recordar cuál fue el destino de su predecesor, Fernando de la Rúa, cuando rebasó los límites de la cólera popular.