por Roberto Morejón
Las provincias cubanas de Mayabeque y Artemisa cumplieron cinco años de fundadas y, además de representar las más jóvenes del país, avanzan con el ensayo de nuevas formas de dirección de gobierno, a través del sistema del Poder Popular.
Los dos territorios experimentan la separación de funciones entre las Asambleas del Poder Popular y los Consejos de la Administración, es decir, las estructuras creadas para ejercer los gobiernos locales.
Mediante este modelo, son las administraciones municipales y la provincial las encargadas de cumplir las funciones de carácter estatal, incluso algunas que antes se orientaban desde ministerios.
Al estar investidas de esa responsabilidad, las referidas administraciones dirigen las entidades económicas, de producción y servicios de su nivel de subordinación y deben rendir cuenta de su labor ante las respectivas Asambleas del Poder Popular.
De acuerdo con los primeros resultados, este procedimiento, aun en estudio para determinar si se generaliza, permitió dar mayor atención a los delegados del Poder Popular en la base.
En Cuba, los delegados tienen una función esencial porque son electos por los vecinos de barrios y responden ante sus inquietudes.
La experiencia de Artemisa y Mayabeque indica que aumentó la exigencia hacia las administraciones de empresas y centros de servicios y para que expliquen a los vecinos en las reuniones con los delegados sobre dificultades e incumplimientos.
Tanto Artemisa como Mayabeque también sobresalen por la conversión de unidades laborales, antes dependientes del presupuesto estatal, que pasaron a trabajar como empresas de base.
El ensayo busca asimismo una identidad para cada provincia, un objetivo que llevará tiempo, pues con anterioridad los 500 mil habitantes de Artemisa y los 300 mil de Mayabeque estaban más vinculados con La Habana y Pinar del Río.
El sistema del Poder Popular toma nota de que en las más bisoñas provincias cubanas sus residentes vieron acortarse las distancias para atender sus necesidades, pues antiguamente debían gestionarlas en la capital del país y ahora lo hacen en su localidad.
Con tierras fértiles y productivas y asiento de la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, la provincia cubana de Artemisa emerge con perspectivas halagüeñas.
Mayabeque, por su parte, robustece la ciencia, la industria y la agricultura y exhibe un uso más eficiente de los recursos materiales, humanos y financieros.
Artemisa y Mayabeque reciben la inyección de la fuerza renovadora de jóvenes graduados de las enseñanzas superior y media, muchos de los cuales son responsables de lo logrado en diversas esferas de la sociedad.
Cuba, donde se actualiza el modelo económico, también ensaya nuevos métodos de dirección gubernamental.