Por Nicanor León Cotayo
Se trata de Katherine Fernández Rundle, la cual confesó en Diario las Américas que el hecho es muy grave. Lo hizo este viernes a través de un artículo divulgado por ese periódico floridano.
Una de las cosas que más nos ha sorprendido, recalcó, “es la venta de nuestros niños por sexo”.
Su edad promedio, aseguró Fernández Rundle, es de 13 años, cuando deberían estar soñando con el futuro y disfrutando la juventud.
Pero lejos de eso, manifestó la Fiscal General floridana, viven una pesadilla donde son vendidos como mercancía y “nuestras niñas obligadas a tener relaciones sexuales entre siete y diez veces cada día”.
Debido a esto, puntualizó, establecí una unidad en la Fiscalía dedicada a combatir el tráfico humano.
La integran, explicó, abogados, investigadores, policías, especialistas para las víctimas y empleados de apoyo.
Estoy muy orgullosa de su trabajo y esfuerzos porque en solo cuatro años, se ha convertido en líder de la materia.
Para reforzar aún más lo hecho por ese equipo han sido entrenadas agencias policíacas y escuelas con quienes trabajan para detectar señales y reportar casos, añadió.
Gracias a tales cambios, escribió Fernández Rundle, “el número de reportes de tráfico humano ha aumentado dramáticamente”.
Aclaró que hoy tienen “más de 300 casos presentados y llevan a cabo más de 100 investigaciones”.
Pidió no valorarlo como simples datos estadísticos, pues se trata de más personas rescatadas de la esclavitud sexual.
La Fiscal admitió que durante años sus leyes no contribuyeron al castigo de los bandidos, mientras las penalidades establecidas resultaban frágiles.
En medio de esa tragedia la institución jurídica que preside Fernández-Rundle se vio forzada a solicitar el respaldo del Parlamento estatal.
Una de las medidas adoptadas comienza a endurecer las sanciones contra quienes se benefician económicamente de la prostitución.
Entre sus leyes, la Safe Harbor promete cuidados a numerosas víctimas del tráfico humano menores de edad.
También, informó la Fiscal, trabajamos con Camillus House, para abrir un refugio consignado a víctimas adultas.
Hasta ahora, reveló su artículo, no existía en Miami-Dade ni una cama asignada para atender a víctimas de 18 años o más.
La fiscal general floridana, Katherine Fernández-Rundle, insistió en la necesidad de mandar tras las rejas a los muchos culpables de su tráfico humano.
¿Cómo queda la imagen del tantas veces repetido “modo de vida norteamericano? Al menos, para ser indulgentes, herido.
(Tomado de Cubasí)