Por: Guillermo Alvarado
Un foro empresarial de alto nivel forma parte de las actividades en el marco de la visita que realiza a Cuba el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y en esa cita hombres de negocios de los dos países explorarán diversas áreas que son potencialmente beneficiosas, entre ellas el elevado desarrollo logrado en los últimos años por la biotecnología en la nación caribeña.
De acuerdo con el doctor Agustín Lage, director del Centro de Inmunología Molecular, existen productos biotecnológicos, como los anticuerpos monoclonales para el tratamiento de diferentes tipos de cáncer, y la vacuna terapéutica, entre otros, que pudieran ser de interés de los pacientes de Estados Unidos, y a los que en el futuro pudieran acceder.
En estos momentos es imposible distribuir en la nación norteña estos novedosos medicamentos debido al bloqueo económico, comercial y financiero que desde hace más de 50 años impuso Washington al mayor archipiélago de Las Antillas.
A pesar de algunas medidas adoptadas por Obama desde el anuncio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas, el 17 de diciembre de 2014, todavía está prohibida la importación por Estados Unidos de cualquier producto o servicio cubano.
A pesar de este cerco, se han logrado avances con algunas entidades, como el Roswell Park Cancer Institute, que tiene su sede en Nueva York, con quienes se está trabajando para intentar comenzar este año ensayos clínicos con el anticuerpo de la vacuna terapéutica contra el cáncer de pulmón.
Otra posibilidad con grandes perspectivas es el Heberprot-P, un medicamento único en el mundo que ha reducido el índice de amputaciones en pacientes con úlceras del pie diabético hasta un 75 por ciento.
Estados Unidos es el país en el mundo con la mayor prevalencia de pacientes con esta enfermedad crónica y, según la Asociación Americana de Diabetes, uno de cada cinco dólares que gasta el gobierno de ese país en materia de salud, se dedica a este padecimiento.
A pesar de ello, y aunque se aprobó una licencia para hacer ensayos clínicos, todavía están prohibidas las ventas futuras del Heberprot-P, aún cuando se aprobara su efectividad por las autoridades sanitarias estadounidenses.
La amplia gama de productos desarrollados en Cuba y que serían de interés y beneficio en Estados Unidos incluye, por ejemplo, una nueva vacuna contra la hepatitis B, que ha demostrado mayor efectividad que cualquier otra similar en el planeta.
En la actualidad están aprobados ensayos clínicos de este fármaco en países como Australia, Bangladesh, Corea del Sur, Filipinas, Nueva Zelandia, Singapur, Tailandia y Taiwán.
El año pasado, además, se firmó un acuerdo con una empresa china para la creación de una planta de anticuerpos monoclonales en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel.
Además de ser un importante paso en la realización del derecho a la salud de su población, para Cuba es un motivo de orgullo el gran desarrollo alcanzado en esta rama de las ciencias, que ahora podría estar también al alcance de la mano de los ciudadanos estadounidenses, si sus autoridades hacen caso de lo que la sensatez y el buen sentido recomiendan: eliminar de una vez el absurdo y anacrónico bloqueo, una indeseada reliquia de la guerra fría.