Por: Guillermo Alvarado

Hay quienes tienen un decidido miedo a la historia. Otros en cambio, como el presidente de la Argentina, Mauricio Macri y su gobierno, demostraron que profesan un abierto temor a la verdad y de allí su decisión de sacar a ese país de la cadena internacional de informaciones Telesur para atrincherarse en los grandes medios que son propiedad de los sectores económicamente más poderosos.

La nación austral es dueña del 16 por ciento de las acciones de la Nueva Televisión del Sur, fundada por el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez en 2005 para contar con una alternativa que difunda las noticias en apego a la realidad y las necesidades de nuestros pueblos.

No se sabe que va a pasar con esas acciones, también se ignora cuál será el procedimiento del cierre de la cadena, que implica la desaparición de su señal en la televisión digital abierta. Fiel a la opacidad propia del estilo neodictatorial de su administración, Macri no se ha comunicado con la dirección de Telesur para darle a conocer sus intenciones.

En lugar de dar la cara, prefirió una declaración en el diario conservador La Nación a nombre de Hernán Lombardi, el director de Medios y Contenidos Públicos quien, aunque esto forma parte de sus obligaciones, tampoco se puso en contacto con los representantes de este medio en Buenos Aires.

Está claro que el ejecutivo argentino no quiere tener en su país un medio independiente del gran capital, veraz, valiente y objetivo.

Prefiere el corifeo de las grandes corporaciones, agradecidas porque se les está devolviendo la exclusividad y la potestad de decidir lo que se dice y lo que se calla, en función de las preferencias de sus dueños.

Hablamos de aquellos que no dirán, por ejemplo, que retornaron los gorilas al poder, que el neoliberalismo campea por la libre, que los más humildes de esa población están pagando ya un precio muy alto por el cambio a la derecha dirigido por Macri, que no le recordarán al sensible presidente que el desempleo crece, la vida está más cara y que su popularidad está en picada.

El jefe de Estado prefiere rodearse de sus amigos de la Sociedad Interamericana de Prensa, que de prensa no tiene nada y sí mucho de corporación empresarial, que no lo van a estar molestando con notas sobre la necesidad de castigo a quienes violaron masivamente los derechos humanos durante la dictadura militar, no van a defender a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y nunca pondrán un titular donde diga “nunca más”, ni reclamarán el encierro de los autores intelectuales de la represión, los secuestros y los asesinatos.

Antes del gobierno, ya los grupos privados de señal digital Cablevisión y Multicanal, ambos del grupo Clarín, habían eliminado Telesur de su oferta.

Sólo quienes viven en la mentira le tienen miedo a la verdad. Sirva lo que hizo Macri respecto a la cadena Telesur para recordarnos aquella frase del llamado genio tenebroso de la política francesa, Joseph Fouché, cuando afirmo que hay cosas que son peores que un crimen, son una estupidez.