Por: Roberto Morejón
El séptimo congreso del Partido Comunista de Cuba, previsto para iniciarse el 16 de abril, respaldará el papel de la organización vanguardia de la sociedad en el presente y el futuro, en circunstancias cambiantes, aunque no traumáticas, para el país.
Por diversas razones, entre ellas la beligerancia de Estados Unidos y el derrumbe del campo socialista, fue imposible que los dirigentes del Partido Comunista convocaran consecutivamente a la celebración de los congresos.
El Partido Comunista cubano, martiano y marxista-leninista, organizó la primera de esas reuniones en diciembre de mil 975.
Su realización constituyó una expresión determinante de la voluntad unitaria del pueblo cubano y su dirigencia histórica de crear confluencias para avanzar hacia el socialismo próspero.
Por sus estatutos, a ese conglomerado de vanguardia debieron ingresar muchos de los ciudadanos de conducta social y resultados laborales más destacados, por lo que pertenecer a él representa símbolo de esfuerzo y honestidad.
Los ciudadanos reconocen en el Partido Comunista, aun cuando NO formen parte de sus filas, su autoridad y firmeza política, así como el vínculo con las masas.
Se destaca en el Partido Comunista de Cuba su capacidad de escuchar, persuadir y sumar en la lucha por conseguir los objetivos de la Revolución.
Los diferentes congresos ayudaron a plasmar esos propósitos como el segundo, en mil 980, el tercero, en mil 986, el cuarto, en mil 991, el quinto, en mil 997, y el sexto, en 2011.
Previo a ese último, los cubanos tuvieron la oportunidad de exponer sus criterios sobre el proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.
La letra definitiva de esa estrategia se aprobó en el sexto congreso del partido y contempló sugerencias recibidas.
El séptimo congreso coincide con el aniversario 55 de la proclamación del carácter socialista de la Revolución y contará con la importante contribución de cerca de mil delegados.
A ellos les corresponde valorar la marcha de la actualización del modelo económico, formulada en el cónclave anterior, y de los acuerdos de la Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista, efectuada en 2012.
Esa conferencia tuvo llamativamente entre sus objetivos públicos apreciar con imparcialidad y sentido crítico la labor de la organización vanguardia de la sociedad a la luz de las transformaciones en marcha en Cuba, en especial en la economía.
Por cierto, uno de los conceptos más repetidos en la Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba fue el de democracia.
Al respecto, el presidente cubano, Raúl Castro, llamó a suscitar la mayor democracia en la sociedad con el Partido dando el ejemplo dentro de sus filas.
El venidero congreso, el séptimo, continuará por ese camino.