Por: Roberto Morejón
Las autoridades cubanas adoptan medidas para que los narcotraficantes NO puedan utilizar el territorio como vía de tránsito o base de operaciones, al tiempo que impulsan las labores preventivas para que los jóvenes rechacen las adicciones.
El Ministerio del Interior subrayó por medio de uno de sus oficiales al comparecer en un programa televisado que su tarea primordial es impedir que los narcóticos impacten las estructuras del país.
Para los órganos de seguridad interna constituye un objetivo impedir el surgimiento de bandas delincuenciales, eventualmente sustentadas en el repudiable negocio de los estupefacientes.
Aun en los momentos más difíciles por las limitaciones de recursos, la operatividad de las fuerzas del orden se mantuvo en primer plano, pues por su situación geográfica los carteles de la droga ven a Cuba como sitio de tránsito.
En medio de esa pujanza en el 2015 los órganos competentes incautaron más de mil 200 kilogramos de narcóticos y se pusieron a disposición de los tribunales a más de mil 300 personas.
De ellas 44 eran extranjeras, todas sancionadas de acuerdo con una legislación que resulta estricta en relación con los delitos de consumo y narcotráfico.
Con esa eficacia, se frustran los planes de los delincuentes y se preserva a la población, sobre todo jóvenes y adolescentes, quienes por sus edades pueden sentirse atraídos por las adicciones.
La ministra cubana de Educación, Ena Elsa Velázquez, subrayó a la televisión que la institución que dirige insiste en la prevención para evitar que los estudiantes se conviertan en consumidores de estupefacientes.
La titular informó que en algunas escuelas detectaron consumo de psicofármacos, conseguidos en las viviendas de los alumnos.
Además de adoptar las medidas estipuladas, los maestros tienen orientación de reforzar su papel en las aulas y suscitar el debate cuando es oportuno con vista a generar un rechazo al consumo de alucinógenos.
NO hay nada más saludable que los educadores trabajen conjuntamente con las familias y las comunidades para que adolescentes y jóvenes practiquen deportes, disfruten de las manifestaciones de la cultura y gocen de sana recreación.
De esa forma se alejan de los malos hábitos, aunque en Cuba debe trabajarse igualmente por reducir las cifras de personas que se acercan al tabaco y al alcohol a edades tempranas.
Cuba se preocupa por cada adolescente o joven que pueda sentirse hechizado por sustancias dañinas y los ayuda con tratamientos médicos si caen en el hábito.
La producción y tráfico de estupefacientes están lejos de representar un problema social significativo, pero NO por ello se baja la guardia.