Por: Roberto Morejón
Las medidas aplicadas en Cuba para el ordenamiento de la comercialización de renglones agrícolas y rebaja de precios con cerca de 20 por ciento de algunos alimentos fueron recibidas con agrado, pues ayudan a paliar la insuficiencia de salarios y pensiones.
Los clientes de los mercados agropecuarios que no se rigen por la ley de la oferta y la demanda consiguen aumentar el poder adquisitivo de sus ingresos, al comercializarse una serie de productos a precios máximos establecidos.
Se trata de tubérculos, hortalizas y bananos muy demandados en la mesa hogareña y que habían incrementado de precio por la intervención de especuladores e intermediarios, en febril afán de lucro.
Esa acción negativa se suma a la producción agrícola nativa por debajo de las necesidades que obliga a las arcas del país a erogar cada año casi 2 mil millones de dólares en la compra de alimentos en el exterior.
La fijación de precios máximos de renglones agropecuarios de alta demanda y otras decisiones para aumentar su acopio por vías más expeditas, suavizan en alguna medida la presión sobre las familias, cuando hacen los cálculos diarios de lo que llevarán a la cocina.
Comentaban los consumidores a la salida de los agromercados que la respuesta final y más efectiva debe llegar de los campos, donde se esperan más aportes de alimentos en función de satisfacer las necesidades y rebajar sostenidamente los precios.
En el informe central al séptimo congreso del Partido Comunista de Cuba se destacó que las autoridades no podían permanecer indiferentes ante la molestia de los ciudadanos por el manejo caprichoso de los precios de renglones agrícolas por los intermediarios.
La determinación sobre el asunto siguió a una anterior adoptada en Cuba para rebajar con cerca de 20 por ciento de su precio algunos alimentos en venta en tiendas recaudadoras de divisas y del mercado paralelo del Ministerio de Comercio Interior.
Las normativas a las que hacemos referencia aumentan de manera gradual la capacidad de compra del peso cubano, a la espera de que existan las condiciones para aplicar una necesaria unificación monetaria y poner fin a la actual dualidad.
Igualmente, las decisiones contribuyen a preservar y potenciar los principios de justicia e igualdad en medio de la actualización del modelo económico, proceso en el que se tienen en cuenta las leyes del mercado, aunque sin acudir a terapias de choque.
Las recientes medidas en Cuba en materia de comercialización de productos agrícolas y precios de alimentos ilustran la voluntad de hacer lo posible por mejorar la situación de los ciudadanos, en medio de restricciones materiales y el bloqueo de Estados Unidos.