Por: Guillermo Alvarado
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, pidió cautela tras la decisión del presidente interino de la Cámara de Diputados, Waldir Maranhao , de anular la votación realizada en ese órgano legislativo, favorable a un juicio político en contra de la mandataria, y advirtió que su país vive un tiempo de mañas y artimañas.
No pasaron muchas horas para demostrar cuánta razón tiene la presidenta, pues en un repentino pedaleo hacia atrás, Maranhao anunció esta madrugada que se retracta y da luz verde al impeachment contra la jefa de Estado.
De manera sorpresiva, Maranhao había anunciado la víspera que aceptaba un recurso presentado por la defensa de Rousseff donde se demostraban las múltiples irregularidades cometidas durante la sesión del pasado 17 de abril, cuando se decidió enviar al Senado la solicitud de procesar a la gobernante por un presunto crimen de responsabilidad, sin ofrecer ninguna prueba jurídica que sustente esa acusación.
Luego de esa votación se denunciaron numerosos vicios en el proceso, entre ellos que muchos de los diputados expresaron en público su decisión de condenar a Dilma, aún antes de que se escuchara a la defensa, lo cual es una clara violación a las normas parlamentarias.
La anulación del voto de los diputados abría un escenario bastante complicado pues, como recordó la mandataria, los promotores del golpe no se iban a contener y una primera muestra de ello fue la decisión del presidente del Senado, Renán Calheiros, de desconocer la medida que anulaba el voto de los diputados y seguir adelante con los preparativos del juicio político.
La asonada parlamentaria continuará ahora su curso, cuando todo parece indicar que Maranhao dobló las rodillas ante las amenazas de ser
expulsado del Partido Progresista y perder su mandato en la cámara de diputados.
Para este martes los Los frentes Brasil Popular y Pueblo Sin Miedo convocaron a una jornada de movilizaciones y paralización de actividades laborales en buena parte del país, ante la gravedad del escenario político y el avance de las fuerzas golpistas.
En un llamado a la población ambas agrupaciones instaron a detener el trabajo en distintas esferas del sector productivo, así como la realización de asambleas y debates respecto a las consecuencias sobre los derechos sociales y laborales de un posible gobierno del vicepresidente Michel Temer, al que acusan de traidor.
Más que una asonada contra el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, electa por el voto de más de 54 millones de ciudadanos, lo que está en grave peligro en estos momentos son las conquistas del pueblo brasileño expresadas en la Constitución Federal de 1988, señala la convocatoria.
La víspera grupos de campesinos ocuparon una finca propiedad de Temer para protestar por su participación en la asonada.
El vicepresidente, recordemos, se separó de la coalición gobernante con el Partido de los Trabajadores y exigió a los ministros de su agrupación política renunciar al cargo, pero él se mantuvo en el puesto con la aspiración de suceder a Rousseff si en definitiva ella es separada de la primera magistratura, en una clara jugada de oportunismo.
En un escenario cambiante cada día, e incluso en pocas horas, resulta imprescindible una intensa movilización popular para defender la democracia y garantizar la estabilidad del país, a cuyo gobierno no se le ha permitido trabajar con calma para enfrentar las consecuencias de una coyuntura económica global adversa, pero se le acusa con argumentos arteros de los problemas que padece la nación.
