por Roberto Morejón
Los pueblos en revolución apelan a diversas iniciativas a fin de mantener sus conquistas y los venezolanos lo hacen al ensayar una nueva forma de distribución de alimentos, para contrarrestar los efectos de la guerra económica.
Los ciudadanos organizados impulsan junto al Ministerio de la Alimentación los llamados Comités Locales de Abastecimiento y Producción, conocidos por sus siglas CLAP, rápidamente identificadas por las capas populares, el bastión del chavismo.
Se trata de una novedosa variante de organización popular, encargada junto a las autoridades de la distribución por casas de alimentos y otros artículos regulados de primera necesidad.
Hablamos de una respuesta dinámica ante los graves problemas de desabastecimiento y especulación fomentados por la derecha opositora, empresarios y comerciantes vinculados con esa corriente que busca el derrocamiento del gobierno constitucional.
Los integrantes de los CLAP reparten una bolsa de renglones básicos como harina, aceite, pastas y leche, difíciles de encontrar en los establecimientos comerciales habituales.
Las personas sumadas a este nuevo mecanismo han distribuido 45 300 toneladas de alimentos desde su creación, en beneficio de un millón 900 000 familias.
La misión enfrenta el despliegue de los llamados “bachaqueros”, quienes acaparan bienes esenciales, subsidiados por el Estado, para revenderlos en medio de la lógica irritación de los ciudadanos que hacen fila en los comercios.
No por casualidad personajes de la frenética oposición venezolana arremetieron con los peores calificativos contra los Comités Locales de Abastecimiento y Producción.
Les molesta que la Revolución Bolivariana apele a un emprendimiento popular para combatir el boicot y la usura de alimentos.
Volcados en las calles, los integrantes de los CLAP también apoyan el proceso que a pesar de muchas limitaciones ---como la baja del precio del petróleo- trata de garantizar el acceso de las familias a productos básicos.
La constitución de casi 50 000 CLAP y más de 111 000 responsables registrados abre un nuevo canal para afrontar la embestida de la oposición, apoyada por las transnacionales de la información.
Para los cubanos, quienes años atrás fundaron en las comunidades los Comités de Defensa de la Revolución, no resulta insólito que el pueblo venezolano recurra a proyectos autóctonos desde la base para atender las urgencias.
Las siglas CLAP deben identificarse como una iniciativa prometedora para los venezolanos, aunque los enemigos digan lo contrario.