por Roberto Morejón
Dirigentes de la Unión de Jóvenes Comunistas en Cuba llamaron a trabajar con las nuevas generaciones para contrarrestar los efectos de una avalancha mediática y seudo cultural, favorecida por el auge de las nuevas tecnologías.
El análisis realizado en el tercer pleno del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas sobre asuntos de este corte es fundamental para la sociedad cubana.
Es oportuno puntualizar que aquí no se reniega de los adelantos tecnológicos, Internet o del uso creciente de las redes sociales.
Pero además de destacar la validez de esas herramientas del conocimiento, se impone alertar sobre productos nocivos llegados por esas vías, adornados con códigos seductores.
En la muy necesaria reunión de los dirigentes juveniles participaron esclarecedoramente el primer vicepresidente Miguel Díaz-Canel, Abel Prieto, asesor del Presidente del Consejo de Estado y de Ministros, y el intelectual Miguel Barnet, entre otros.
Ajustadas intervenciones guiaron el análisis hacia un asunto esencial en la sociedad cubana, en la que algunos jóvenes, y también adultos, se dejan permear por el impacto de una guerra cultural que sabotea el talento y las identidades nacionales.
El Primer Vicepresidente cubano destacó que en ese escenario es imperativo ser más críticos para discernir entre los contenidos destinados a adormecer la memoria histórica de los pueblos, condicionados por los intereses del mundo globalizado.
Los planteamientos de algunos de los congregados apuntaron hacia lo que consideraron como la existencia de crisis de valores y debilidad de la educación estética, no exentos del deslumbramiento ante el consumismo y derroche fomentados en las sociedades capitalistas desarrolladas.
Ciertamente, sin ponerse en guardia algunos acceden a productos banales, como ciertos audiovisuales, distorsionadores de esencias, pero distribuidos de mano en mano gracias a la memoria flash.
Abel Prieto destacó que siempre existió la amenaza del colonialismo cultural, pero el peligro se hace mayor ahora, ante las plataformas emergentes que permiten nuevas formas de consumo.
No obstante, los participantes en la reunión coincidieron en el vigor de la cultura cubana así como de un patrimonio y tradiciones que ayudan a sustentar los mejores valores en una sociedad humanista que aspira al engrandecimiento espiritual y bienestar económico.
Estuvieron acertados los dirigentes juveniles al abogar por la revitalización y jerarquización de lo mejor de las costumbres y símbolos de identidad autóctonos.
Mientras se insiste en atraer a los jóvenes hacia las manifestaciones del arte y la literatura del país y de lo mejor de la creación universal, sería prudente multiplicar este tipo de debate en diversos espacios de la sociedad cubana.