por María Josefina Arce

El criticado presidente argentino, Mauricio Macri, será conocido no solo por sus antipopulares medidas, sino por estar involucrado en el escándalo de los Papeles de Panamá y más recientemente por haber repatriado el dinero que tenía en el extranjero, declarado hace poco tiempo, y blanquearlo comprando bonos de deuda argentina que su propio Gobierno emitió.

El hecho es que estos fondos, ascendentes a 18 millones de pesos argentinos, poco más de un millón de dólares, provienen de negocios nada claros que salieron a la luz tras las investigaciones por el caso Papeles de Panamá y que Macri mantenía en una cuenta en Bahamas, reconocida en Argentina como un paraíso fiscal.

De acuerdo con las informaciones, Macri era el director de la sociedad opaca Fleg Trading, aunque el gobierno ha insistido en que el actual primer mandatario que hasta hace poco no había declarado como corresponde esos fondos, no tenía participación de capital en esa empresa.

Sin embargo, la investigación, basada en documentos filtrados del bufete panameño Mossak Fonseca, reveló que el adinerado Macri integró junto a su padre Franco y su hermano Mariano el directorio de la sociedad, registrada en las Bahamas entre 1998 y 2009.

Al ser electo alcalde de Buenos Aires en 2007, el ahora presidente no incluyó en sus declaraciones juradas su conexión con la firma, aspecto que muchos cuestionan.

La realidad es que solo en mayo pasado Macri declaró al fisco la tenencia de ese depósito, sospechosamente días antes de anunciar un proyecto de beneficios a jubilados que se financiaría, precisamente, mediante el "blanqueo" de capitales que los argentinos tengan en el exterior.

La acción fue vista por muchos como una maniobra para poder "limpiar" el dinero de la cuenta en Bahamas y también para beneficiar a otros funcionarios de su administración que también tienen fondos depositados en el exterior.

Ese es el caso de la canciller Susana Malcorra, el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, y los ministros de Energía, Juan José Arangures, y de Hacienda, Alfonso Prat-Gay.

Para muchos el presidente no ha jugado limpio, pues aunque el gobierno se escuda en el argumento de que lo funcionarios deben ser los primeros en traer al país los dólares que tienen en el exterior, lo cierto es que el presidente se lanzó aún antes de que el Congreso se pronuncie sobre el megaproyecto que incluye el blanqueo de capitales radicados en el exterior como modo de afrontar el pago de sentencias a más de dos millones de jubilados.

Es un hecho que desde que asumió la presidencia en diciembre del pasado año, Macri ha sido el centro de la polémica. Los argentinos rechazan cada vez más a un presidente que no es claro con sus cuentas, que negoció con los fondos buitres en detrimento de la soberanía del país y que ha adoptado medidas de corte neoliberal.