por María Josefina Arce
Cuba ha mostrado al mundo en varias ocasiones la democracia participativa que distingue a su sociedad. Aspectos esenciales para la vida y desarrollo del país han sido discutidos a lo largo del archipiélago, por todos los cubanos, sin ningún tipo de exclusión.
Ese ha sido el caso del nuevo Código del Trabajo que antes de ser aprobado por el Parlamento cubano fue sometido a un amplio proceso de consulta con todos los trabajadores del país. Cerca de tres millones de personas participaron en el debate sobre el texto, que también fue analizado en las sedes diplomáticas y misiones de colaboración en el exterior.
Fructífero fue ese debate que originó más de 161 000 propuestas para modificar, suprimir o añadir temas al anteproyecto y que fueron posteriormente analizadas por una comisión integrada por parlamentarios.
Ese es solo un ejemplo de cómo en Cuba el poder lo ejerce el pueblo. No podemos olvidar la también amplia participación popular en los debates de los documentos que presiden los congresos como el de la Central de Trabajadores de Cuba, y cómo los niños y jóvenes emiten sus criterios que son canalizados a través de la Organización de Pioneros José Martí, la Unión de Jóvenes Comunistas y la Federación de Estudiantes de Enseñanza Media, entre otras organizaciones.
Ahora Cuba vuelve a ser escenario de un debate democrático en el que participarán millones de cubanos para analizar dos documentos de trascendental importancia discutidos y analizados por el séptimo Congreso del Partido Comunista, efectuado en abril pasado.
Resultado de una consulta con profesores universitarios, académicos, investigadores de las ciencias económicas y sociales y funcionarios del Gobierno y el Partido, son la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista y el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030 los dos textos que hasta septiembre serán analizados y que no solo definen el país que construimos, sino la estrategia a seguir en el logro de esa meta.
En un editorial del periódico Granma se enfatiza que bajo la máxima del vínculo indisoluble del Partido con las masas y de su confianza en la capacidad de estas, el Congreso aprobó en principio ambos documentos, y acordó encargar al Comité Central llevar a cabo un proceso de consulta. Una vez más se tendrá en cuenta la opinión de todos los cubanos para enriquecer y perfeccionar esos documentos, como se hizo hace cinco años cuando se sometieron a debate los Lineamientos de la Política Económica y Social.
Consolidar el consenso en torno al futuro de Cuba es el objetivo de este debate, en el que es esencial la participación activa de los millones de cubanos, en especial de los jóvenes. Y es que como afirmara el presidente Raúl Castro: "En un asunto de esta naturaleza es esencial lograr el apoyo consciente de la gran mayoría, para ello es imprescindible escuchar, razonar y tener en cuenta la opinión de la militancia y del pueblo en general".