por Nicanor León Cotayo
Un número impresionante de personas de las comunidades negra e hispana han quedado en la calle. El hecho llega a tal dimensión que allí los más antiguos investigadores sobre el tema lo traen al presente.
Un periodista de la Associated Press (AP), lo Josh Boak, escribió un reportaje que contribuye a esclarecer lo sucedido.
Circulado este domingo en Washington, comienza diciendo que las minorías hispana y negra sufren todavía la burbuja hipotecaria de fines de los años 90.
La cantidad de personas que han perdido sus viviendas llega tan lejos, advierte, que podría “impedir la acumulación de patrimonio en comunidades minoritarias”.
El estallido de la burbuja hipotecaria de hace una década afectó desproporcionadamente a hispanos y negros y amenaza con aumentar las divisiones basadas en el origen étnico o racial.
Antoine Thompson, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Agentes de Bienes Raíces, afirmó que tantos perdieron sus viviendas que podría estar en peligro la acumulación de patrimonio para generaciones enteras de familias minoritarias.
Observadores apuntaron que la referida asociación comercial es la más antigua de todas las existentes en Estados Unidos.
“Perdimos mucho patrimonio”, dijo Thompson. “Entre los negros de Estados Unidos esto tiene proporciones epidémicas y de crisis”.
Luego continuó diciendo: Al quedarse sin las casas que habían comprado, la gente se ve obligada a alquilar.
Una valoración de la Associated Press anticipó que se tornará más difícil comprar una vivienda debido a que los alquileres son cada vez más elevados mientras los sueldos no aumentan a la par de la vida.
Quienes compraron antes vieron subir el valor de sus viviendas y reducirse los costos al refinanciar sus hipotecas y pagar intereses más bajos.
El problema es más grave para hispanos y negros, que ya tenían en proporción menos propietarios que el resto antes del estallido de la burbuja.
A barrios afroamericanos le negaron hipotecas, incluso respaldadas por el gobierno, y ello impuso que menos integrantes de esa minoría hicieran compras.
Según la Oficina del Censo de Estados Unidos, solo el 41,5% de la población negra tiene en su poder las casas, mientras a fines del 2004 era casi el 50%.
En el caso de los hispanos su porcentaje cayó del 50% al 45,3 en tanto los blancos del 75% al 72.
Hasta 2030 la propiedad de los hispanos debe aumentar ligeramente, “si el país registra un crecimiento económico”, pero a la inversa, entre la comunidad negra bajará al 40%.
De acuerdo a una investigación de los sociólogos Gregory Sharp, de la University of Buffalo, y Matthew Hall, de la Cornell University, a partir de la década de 1990 préstamos arbitrarios destinados a negros les obligaban a alquilar viviendas.
Ello significó un escandaloso retroceso frente a la Ley de Vivienda Justa, de 1968, que prohibió la discriminación por razones de raza, religión o sexo.
Ambos académicos identificaron a la raza como “la principal explicación” de que la gente perdiera la vivienda y se viese obligada a alquilar de nuevo.
He ahí otro de los espinosos temas que colocan en situación embarazosa a quienes en Washington deben embellecer su imagen.
(Tomado de CubaSí)