por Roberto Morejón
Los gobiernos de Venezuela y Colombia dieron un paso positivo hacia el logro de una frontera de paz al acordar el inicio de una nueva etapa de cooperación con ese objetivo, después de dificultades surgidas por la acción de delincuentes e irregulares.
Sorprendió gratamente a los analistas deseosos de la concordia en América Latina y el Caribe la visita y entrevistas que mantuvo en Caracas el ministro colombiano de Defensa, Luis Carlos Villegas, quien fue recibido por el presidente Nicolás Maduro.
En las conversaciones con Maduro y el titular de Defensa venezolano, Vladimir Padrino, se puso de relieve la intención de trabajar conjuntamente para actuar contra el paramilitarismo, el crimen organizado y el contrabando de productos.
Ese último punto encaja totalmente en la guerra económica promovida por la beligerante derecha venezolana aliada a empresarios locales, artífices de maniobras para ahondar las limitaciones de alimentos y fármacos.
Como se sabe, Venezuela vio reducidos sus ingresos en divisas por la abrupta caída de los precios del petróleo exportado, pero los enemigos de la Revolución Bolivariana conspiran para hacer más acentuadas las limitaciones materiales.
El exaltado presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, y la llamada Mesa de la Unidad Democrática apuestan por apartar al presidente Maduro, elegido en las urnas.
El conspirador titular del legislativo y el resto de los opositores de extrema derecha consideran que la inestabilidad y el contrabando en la frontera con Colombia son armas certeras contra la Revolución Bolivariana.
Antes del cierre en 2015, por el borde fronterizo de dos mil 215 kilómetros se filtraban hacia Colombia mercancías y bienes, en muchos casos vendidos por el gobierno a precios subsidiados, con la consiguiente escasez en comercios venezolanos.
A la luz de las avenencias entre los ministros de Defensa de Venezuela y Colombia, será posible coordinar operativos conjuntos para repeler las acciones de los delincuentes, especuladores y paramilitares.
Los analistas tomaron nota de las declaraciones de Villegas en el sentido de que los dos países avanzaron en la lucha contra el contrabando, aunque aclaró que “todavía hay cosas por hacer”.
Una frontera bilateral en paz ayudaría al gobierno venezolano en sus esfuerzos por ampliar las inversiones en la producción y reducir el lastre de su dependencia del petróleo.
El diálogo y la cooperación entre Colombia y Venezuela contribuyen a un ambiente favorable para que los habitantes de ese último país puedan resolver sus asuntos internos, sin injerencia externa.
Una vez más se pone de manifiesto que el gobierno bolivariano busca la concordia con las naciones vecinas.