Por: María Josefina Arce
Cuando en el mundo aún existen cientos de millones de pobres y de analfabetos y mueren anualmente un millón y medio de niños por enfermedades prevenibles poco se puede hablar de los derechos humanos, un tema aún pendiente y que las potencias occidentales manipulan de acuerdo a sus intereses hegemónicos.
La Asamblea General de la ONU fue escenario por estos días de un debate de alto nivel sobre este tema tan sensible, utilizado por algunas naciones como punta de lanza de sus agresiones e injerencia en los asuntos internos de otros Estados.
Lo cierto es que muchas naciones industrializadas, en particular Estados Unidos, acusan a algunos países de cometer supuestas violaciones y, sin embargo, hacen silencio sobre brutales casos de represión en otros.
Como bien denunciara Cuba en su intervención se hace necesario desterrar los dobles raseros, la selectividad y la manipulación política en materia de prerrogativas ciudadanas, prácticas que, como bien recordó, condenaron al fracaso a la extinta Comisión de la ONU para los Derechos Humanos.
Los países industrializados pretenden convertir también a este órgano en un tribunal inquisidor de los países del Sur que no se someten a sus designios.
Recordemos que en la antigua Comisión se aprobaban cada año decenas de resoluciones de condena contra los países subdesarrollado y ninguna contra los más industrializados.
Cuba reiteró en el foro de la Asamblea General que tampoco deben tener cabida las medidas coercitivas unilaterales contrarias a la Carta de la ONU y al derecho internacional.
En ese caso se inscribe el genocida bloqueo económico, comercial y financiero impuesto desde hace más de medio siglo por Estados Unidos contra el pueblo cubano y que ha provocado pérdidas por más de un millón de millones de dólares.
Se trata, como bien reiteró Cuba, de una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos de todos los cubanos, que año tras año desde 1992 es repudiado por la comunidad internacional, que en su inmensa mayoría demanda el fin de esa política agresiva.
La realidad es que la unilateral medida afecta esferas sensibles como la salud, la educación y la alimentación, lo que dificulta el desarrollo pleno del pueblo cubano.
Setenta y siete por ciento de los cubanos han sufrido desde su nacimiento la unilateral imposición de Estados Unidos de la medida, calificada por muchas naciones como obsoleta.
Para Cuba la cooperación es la vía para abordar el tema y también para trabajar de conjunto en la meta de que todas las naciones por igual y las personas tengan acceso a los más elementales derechos humanos. Se impone por tanto, enfatizó, el establecimiento de un orden internacional inclusivo, justo y solidario.