La empresa que urge

Editado por Julio Pérez
2016-11-25 06:20:40

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Las empresas privadas encuentran lugar en la estrategia de desarrollo ahora, pero operan hace años en Cuba, pese a tropiezos e incomprensiones que han dificultado su integración a la economía

Autor: Ariel Terrero, diario Granma

Las empresas privadas llegaron para quedarse. Es un hecho; mas no una novedad. Encuentran lugar en la estrategia de desarrollo ahora, pero operan hace años en Cuba, pese a tropiezos e incomprensiones que han dificultado su integración a la economía. Esas trabas, que persisten, las sufren de uno u otro modo todas las formas empresariales, incluida la niña de los ojos de la economía socialista cubana: la empresa estatal.

Aunque la forma privada quedó reconocida de manera explícita por primera vez en el 7mo. Congreso del Par­tido Comunista, dos normas legales la validaron antes. La Ley del Sis­tema Tri­bu­tario, aprobada en el 2012, y el Có­digo de Trabajo, del 2014, reconocen el derecho de un ciudadano a contratar fuerza de trabajo ajena, condición básica para constituir una empresa.

La Conceptualización del modelo económico y social de desarrollo socialista, en vías de aprobación definitiva después del debate en la sociedad, agrega una primicia: otorgar personalidad jurídica a las empresas privadas de mediana, pequeña y micro escalas, que afloraron desde los años 90 bajo el man­to del trabajo por cuenta propia y de pequeños agricultores.

¿Eliminará este paso los obstáculos que enfrentan quienes han apostado su tiempo y capital a negocios con trabajadores contratados? Debe aportar soluciones parciales. Por ejemplo, me­jor co­nexión con el resto del ámbito em­presarial y el propio Estado. Quizá, hasta facilite el acceso al mercado ma­yorista. Los suministros a precios minoristas es el inconveniente que más la­menta hoy el sector no estatal porque daña su competitividad. Lo señalan co­mo desventaja frente a las empresas del Estado. Las medidas en esa dirección son insuficientes aún.

Sin embargo, en esta historia creo que las mayores desventajas las padecen realmente las empresas estatales.

Cuba arrastra problemas que atentan contra cualquier actor de la economía, y en particular contra entidades del Estado.

Sujetas a regulaciones y a una planificación más rígidas, sufren como nadie los conflictos de un modelo que se distancia con lentitud de la centralización, y de un sistema de precios y subsidios que no por gusto permanece entre las urgencias de los Li­neamientos.

Pero si en algún punto tropiezan y pierden ventaja las empresas del Es­tado, es cuando calculan costos. Lo ha­cen bajo la espada de Damocles de una tasa de cambio oficial que iguala el peso cubano a un peso convertible (CUC), distante de la tasa de Cadeca. Esa contabilidad desinfla salarios, in­versiones y hasta los ingresos por ex­portaciones. La oreja peluda de la dualidad monetaria y cambiaria vuelve a asomar. Embota sobre todo a las em­presas estatales.

Una consecuencia es la migración de trabajadores calificados de esas entidades hacia negocios privados, para puestos que exigen menor preparación pero ofrecen mayor remuneración. Ex­pertos como el Premio Nacional de Eco­nomía Joaquín Infante piensan que el sector no estatal ostenta hoy ven­tajas notables sobre las entidades estatales.

El daño, en definitiva, es para toda la economía. Los desequilibrios monetarios y económicos deforman las relaciones de competencia necesarias en­tre las empresas de cualquier tipo: estatales, cooperativas, privadas. Empa­ñan, a la par, las me­diciones de la economía y el conocimiento real de los rendimientos. ¿Cómo determinar con toda precisión dónde invertir?

Aunque parezca increíble, estamos ante una economía en parte estructurada —o desestructurada todavía— contra las entidades estatales, a pesar de ser estas el sostén de la producción industrial y minera y de otras actividades básicas como el transporte y las comunicaciones. De ahí, el apremio de los cambios emprendidos con la Actualización del modelo. Mien­tras las empresas estatales no sean fuertes y eficientes, las cooperativas y las formas privadas no en­contrarán un escenario favorable para su actividad.

Si la estrategia cubana de desarrollo apuesta a la empresa estatal como co­lumna vertebral de la economía, lo hace por fidelidad al socialismo, y por realismo. Solo una entidad con recursos puede dar alas a la industria biotecnológica y médico-farmacéutica, a la energía y a otras actividades que re­quie­ren de inversiones tecnológicas complejas y costosas y de amplios mercados externos y que son, por tanto, garantes del desarrollo.

La mano del Estado es fundamental, no en oposición a otras formas de gestión y propiedad, sino integrándolas a todas. En el turismo se aliaron em­presas estatales, mixtas y extranjeras y luego se sumaron muy oportunamente las casas de alojamiento. Tam­bién exhibe experiencias de éxito la Em­presa Agroin­dustrial de Ce­ballos. La Con­cep­tua­li­za­ción… propone la inte­rac­ción entre todas para desarrollar al país; la economía explora ya ese camino.

 



Comentarios

  • ElEl Moro's gravatar
    ElEl Moro
    25/11/2016 09:14 am

    La empresa estatal socialista solo debia existir en las grandes industrias como las mineras de Moa, etc, todos los servicios debian ser privados, menos los grandes hoteles del turismo que generan grandes dividendos.


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