Buenos Aires, 9 ene (PL) ''El campo intelectual es por definición la conciencia, un intelectual que no comprenda lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante'', decía el gran periodista argentino Rodolfo Walsh, quien cumpliría hoy 90 años.
Una vida entregada a la lucha, al amor por la verdad, a una causa que le costó la vida, Walsh no claudicó e hizo periodismo hasta los últimos días en una época dura, cruel y sangrienta en su país, que mutiló su cuerpo, pero no sus ideas, un pensamiento vigente para los reporteros que en estos tiempos siguen su ejemplo y legado.
Este 2017 es un año para rendirle tributo permanente no solo por este onomástico. También se cumple el 60 aniversario de su libro Operación masacre y el 40 de su asesinato.
Cientos de mensajes en honor a Walsh se suceden este lunes en la red social twitter donde muchos argentinos lo recuerdan con imágenes y frases. 'Hoy cumpliría 90 años Rodolfo Walsh. casi 40 años atrás, los genocidas de la ESMA lo asesinaron y desaparecieron su cuerpo. ÂíPresente!', escribió la organización de derechos humanos H.I.J.O.S.
De ascendencia irlandesa, Walsh nació el 9 de enero de 1927 en la provincia de Río Negro y llegó a la capital argentina en 1941.
Muchos lo recuerdan como un hombre callado. Según el fallecido intelectual cubano Angel Augier, más que un periodista Walsh era un gran escritor. 'Trabajaba mucho, era de una amabilidad de una dulzura impresionantes. El no era un hombre extrovertido pero si de pocas palabras', dijo en una ocasión.
'Era un gran conversador, con una cultura tremenda, era muy modesto, su atractivo era su dulzura, no hacia alarde de su conocimiento ni de su fama', relató una vez el crítico literario, quien compartió con el autor argentino en los años fundacionales de la agencia latinoamericana de noticias Prensa Latina, en 1959.
Para el periodista José Bodes, quien tuvo la oportunidad de trabajar con él en los inicios de la agencia, era alguien muy tranquilo.
Se le veía hablar en los pasillos con Jorge Ricardo Masetti, fundador y primer director de Prensa Latina, recuerda en un libro el periodista, quien fuera también corresponsal de la agencia en Buenos Aires cuando fue sorprendido con la trágica desaparición y asesinato de Walsh, víctima de la última dictadura militar (1976-1983), en tiempos muy complejos.
Cuando Walsh llegó a La Habana, rememora, era ya una personalidad tras la publicación de Operación masacre, 'una revelación sensacional sobre los fusilamientos contra los peronistas que se habían sublevado contra la dictadura militar de aquellos tiempos'.
Para Prensa Latina fue un lujo contar con su talento, es curioso el llamado a Rodolfo y el trabajo que le asigna Masetti en los comienzos de la agencia para una tarea, otra especialidad dentro del periodismo, dirigir la parte de servicios especiales, el fue el creador de ese departamento, explica.
Era casi hermético, subraya Bodes, quien trae de vuelta a la memoria un episodio narrado posteriormente por otro gran fundador de la agencia, el colombiano Gabriel García Márquez, cuando Masetti ve caminado a Rodolfo por el pasillo y le dice a Gabo: no te parece que es como un sacerdote protestante a lo que él contesta que sí.
En su forma de andar, su especie de tranquilidad, calma, sosiego se parecía mucho, subraya Bodes, quien recordó que precisamente disfrazado como sacerdote vendedor de biblia Walsh descubrió uno de los campamentos creados por Estados Unidos en Guatemala para la invasión a Playa Girón.
Tras el golpe militar de marzo de 1976, Walsh había pasado a la clandestinidad como Norberto Pedro Freyre, gracias a una cédula que le había facilitado un amigo policía. Ya había falsificado su identidad por la de Francisco Freyre cuando investigó los fusilamientos de José León Suárez, relatados en su libro Operación masacre.
A pesar de ello, el 25 de marzo de 1977, en la esquina de San Juan y Entre Ríos, cayó en manos de un grupo de militares que le hizo una emboscada, lo acribilló e hizo desaparecer su cuerpo.
Testimonios de sobrevivientes señalaron haber visto el cuerpo sin vida de Walsh en la antigua Escuela de Mécanica de la Armada pero hasta ahora no hay información exacta del paradero de sus restos.
