por Nicanor León Cotayo
De un solo golpe incrementó los gastos militares de Estados Unidos e hirió a su sector artístico y cultural en general. Thomas Urbain, corresponsal de la Associated France Press (AFP) en Washington, desplegó este viernes el siguiente título:“Recortes presupuestarios de Trump conmocionan al mundo de la cultura”.
Primero, prosigue el artículo, aumentó 54 000 millones de dólares a sus ya enormes gastos bélicos y después recortó drásticamente el presupuesto al sector cultural.
Traducido, quiere decir dar por terminado el financiamiento a la radio y televisión públicas, así como a las ayudas a los creadores artísticos.
La AFP comentó que lo anunciado por Trump el jueves desató temor en cuanto al futuro de los pobres y territorios más lejanos.
Según esta agencia cablegráfica, no es la primera vez que el Ejecutivo o el Congreso intentan eliminar los presupuestos culturales, con un peso muy frágil de cara a los gastos generales del Estado.
Su corresponsal Thomas Urbain recordó en Washington que Richard Nixon, Ronald Reagan y George Bush, también bregaron por disminuir el dinero para la radio y televisión públicas.
Hace 12 meses al sector audiovisual le asignaron 445 millones de dólares, entrega que representó apenas el 0,01 por ciento de los gastos del Estado.
Las subvenciones artísticas recibieron en igual etapa 146 millones, procedentes del Fondo Nacional de las Artes, equivalente a solo 0,004 por ciento del presupuesto 2015.
A pesar de ello, comentan expertos, legisladores republicanos se han atrevido a calificar esos saldos de muy elevados y hasta de “izquierdistas”.
Sin embargo, en las zonas rurales, el financiamiento federal representa un 50 por ciento de los recursos de una televisión pública local.
Un profesor de la Universidad de Siracusa, Robert Thompson, alertó que eliminarlo sería como “decretar su muerte”.
Otro estudio auspiciado por fuentes oficiales había advertido en 2012 que la desaparición de esos fondos significaría el colapso de 54 canales públicos de televisión y de 76 emisoras locales de radio.
Agregó que ese tipo de televisión pública se volvería inaccesible para adultos, “pero también para sus hijos, que se verían privados de muchos programas educativos”.
Las poblaciones más pobres, que no pueden permitirse pagar la televisión por cable o satélite, “serían sin duda las más afectadas”, advierte Dominic Caristi, profesor de la Universidad de Ball State.
Sepultar la financiación federal “acabaría por destruir el papel de lo audiovisual público en la educación de los más jóvenes, y la relación de los ciudadanos con su historia”.
Así lo declaró este jueves un comunicado de la directora general del sector, Patricia Harrison.
La preocupación no se diferencia en el ámbito de las artes, donde tales fondos federales se proyectan sobre la cultura local, como apuntó ese mismo día Thomas P. Campbell, director del Metropolitan Museum de Nueva York.
Pero hubo alguien que no se limitó a desaprobar los recientes presupuestos de Donald Trump, también llamó a a la resistencia frente a ellos.
¿De quién se trata? De Robert Lynch, director de la organización de apoyo a la cultura, American for the arts.
“El presidente Trump es el primer mandatario de Estados Unidos que hace una propuesta como esta”.
Y luego aseguró, los padres, profesores, representantes locales, defensores de las artes, e incluso economistas, no lo aceptan.
Sin embargo, lo más interesante vino cuando Lynch, por último, “llamó a la resistencia”.
El actual presidente de los Estados Unidos de América va acumulando un nuevo título: “Asesino de la cultura”.
(CubaSí)