Por Yasiel Cancio Vilar, enviado especial
Londres, 11 ago (PL) Aprovechando los pocos tiempos muertos que nos regala el Mundial de atletismo, pudimos salir en búsqueda de un lugar místico de la capital británica: el paso de Abbey Road, inmortalizado por los Beatles hace casi medio siglo.
Atravesamos más de media ciudad en el Jubilee (línea del metro) en la búsqueda del sueño, en la persecución de la mística que dejaron plasmada en el lugar John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr, con aquella foto antológica.
Por suerte había sol y el cielo estaba despejado, y eso en Londres es una bendición cuando se habla del clima.
Al llegar al cruce nos tropezamos con una enorme multitud, pluricultural, que tenía apenas un propósito en común: tomarse una foto sobre la cebra de Abbey Road, para imitar y venerar a su fetiche, aunque para lograr la instantánea tuvieran que obstruir el tráfico.
Pero nada ni nadie podía detener a los temerarios transeúntes, adoradores -la mayoría- de la leyenda de los Beatles, esa banda de Liverpool que cambió la historia de la música y movilizó al mundo en los años 60', con temas que encarnaban ideales progresistas, de gran influencia en las revoluciones sociales y culturales de la época.
Al poner el primer pie sobre el cruce de Abbey Road sentí la electricidad de la guitarra de George Harrison y la magia de la batería de Ringo; escuché en apenas 10 segundos toda la discografía propuesta por John y Paul; acaricié a 'Let it be', 'Yesterday', 'Help', 'All you need it love' y, claro, casi vocalicé, en perfecto inglés, 'Here comes the sun', inspiración divina.
Mientras, en el medio de la calle, decenas de personas se turnaban para tirarse fotos. Los choferes de los vehículos se detenían sin muchos peros. Están acostumbrados a la faena y además, su paciencia la guía el respeto eterno a la mejor banda de siempre, a su herencia. Se podía escuchar en inglés: ÂíCome on! ÂíMake de picture! (vamos, toma la foto) o en italiano: attenti con l'auto (cuidado con el auto)... en Abbey Road se habla cualquier idioma o lenguaje, hasta pastún si prestamos un poco de atención.
Es una aventura de pocos segundos pero de alta intensidad por la sinfonía y la nostalgia que aún hoy emiten John Lennon y compañía.
Atrás del cruce, a escasos 30 o 40 metros podemos palpar la energía que sale de los estudios Abbey Road, donde los Beatles grabaron la mayoría de su legado.
Cuando los Beatles decidieron tomarse la foto en el cruce de peatones para ilustrar la carátula del álbum Abbey Road (1969), jamás pensaron que pasaría a la historia como una imagen célebre e inmortalizaría el lugar para toda la eternidad.
Por cierto, dicen que el cruce no está en el lugar exacto que cuando los Beatles caminaron sobre él hace casi 50 años.
Según pudimos conocer, se trasladó cerca de tres metros por razones de tráfico, algo totalmente sin importancia para los miles de fans que visitan el lugar cada año.
Después de plasmar nuestra firma en la pared exterior de los Abbey Road Studios (Cuba-Yasiel Cancio Vilar-PL), regresamos a la realidad y pusimos rumbo hacia el estadio Olímpico; ese jueves en la noche correría el sudafricano Wayne van Niekerk, quien perseguía un doblete histórico en 200 y 400, un sueño que, por cierto, se desvaneció increíblemente.