Por: Sailly Gordillo (transcrita y versionada por Maite González)
El mundo de la música está de luto. La noticia de la repentina muerte del cantautor uruguayo Daniel Viglietti se expande como pólvora y para muchos de sus más cercanos amigos aún no es creíble. Tal es el caso del trovador cubano Vicente Feliú, quien a través de Radio Habana Cuba recuerda al que fue y siempre será “un hermano mayor”.
Declaración vía telefónica para Radio Habana Cuba:
Fue un día terrible cuando llegó esa noticia que no se esperaba. Le explotó la aorta. Él estaba perfectamente bien, incluso hace poco estuvo en el aniversario 50 del nacimiento del símbolo Che en Bolivia. Estuvo con toda la gente de la tropa cósmica y con toda la gente que fue a la Higuera, con Evo.
Para mí Daniel Viglietti fue un hermano mayor, un puntal de la canción Iberoamericana. Alguien que estuvo aquí en La Habana participando del primer encuentro de la Canción Protesta de la Casa de las Américas en el 67. Alguien a quien en el 72, lo que entonces no era ni siquiera la Nueva Trova, sino un grupo de cantores, entre los cuales estábamos Silvio, Noel, Pablo, le empezamos a montar su obra cuando llegó la información de que estando preso le habían roto las manos, para que no pudiera tocar más la guitarra.
Es un hermano que fue fundamental para el espíritu guerrero de la Nueva Trova, no guerrerista, guerrero de la canción de la Nueva Trova y de nosotros, cada uno por separados. Para mí es mi hermano mayor y creo que para Silvio y para Noel también.
Fue Viglietti alguien que ha sido enseñanza para todo el canto latinoamericano que vino después, y de hecho, fue la primera persona en quien pensamos cuando el Festival Catalán de Canción de Autor Barnasants. Canto de Todos concibió el premio Noel Nicola para aquellos que con su obra habían hecho aportes fundamentales a la canción iberoamericana, y decidió dárselo en primera instancia a Daniel Viglietti. Se lo entregó Silvio hace dos años en Casa de las Américas justamente el día del cumpleaños de Noel.
Es alguien que va a estar ahí siempre. Sus canciones, que las renovaba constantemente desde el punto de vista musical, han sido como una base ideológica para todo el que piensa, siente y lucha en nuestra América. Incluso la última canción que compuso en homenaje al Che es algo verdaderamente extraordinaria.
Yo creo que Daniel siempre tuvo una juventud creadora impresionante. Una persona que tú decías cómo es posible que tenga estas ideas tan avanzadas, tan juveniles, tan frescas, con setenta y tantos años. Y por esa razón quizás es que sus conciertos en todas partes del mundo, incluso aquí en Casa de las Américas, el último que dio el 7 de octubre de 2015, estaban llenos de jóvenes, además de gente de la generación que todavía lo sigue aquí y de sus amigos. Y en todas partes era igual, en Bolivia, Perú, Ecuador, en Chile, en Argentina.
Me contaba alguien que ahora en Bolivia, en la Higuera, cantó ahí con todos los jóvenes. Normal, tranquilamente. Se paró a cantar y ahí estaba como un mozalbete más de veinte años. Es una persona que va a quedar en el corazón de los latinoamericanos para siempre.
Daniel era una especie de peligro para la derecha. Desde el exilio andaba siempre con una grabadora en la mano haciéndote entrevistas, preguntándote de todo, sobre todo a los jóvenes. Siempre me preguntaba cada vez que venía a Cuba “¿los nuevos cómo vienen?”. Amaba a Santi* tremendamente, lo quería muchísimo y siempre me preguntaba por los más nuevos. Era una gente que sabía que los jóvenes son los que te cargan, los que te dan sangre fresca e ideas novedosas.
En lo personal, qué te voy a decir… Cuando él salió al exilio nunca más cantó una canción que yo le pedía siempre, una de sus primeras canciones que se llamaba Niña Isabel, una canción que no tiene nada que ver con la sociedad, ni con la política, ni con la lucha, una canción preciosa, de un amor, una ternura tremenda y yo siempre se la pedía porque además fue una canción que me marcó musicalmente, de hecho, muchas canciones mías están por ahí. Y yo le decía: Daniel cántala, a lo que respondía, no es el momento, la época esta para otras canciones. Muchísimos años después, en el dos mil y tantos, me llamó en un lado aparte y me dijo, como en un secreto de muchacho travieso, estoy cantando otra vez Niña Isabel. Daniel era una dulzura tremenda.
Ahora cuando hablé con Lourdes, su viuda, no sabía ni qué le iba a decir. Lourdes está tan desconsolada como todos nosotros y es que fue una muerte que no se esperaba. No estaba enfermo, solo lo que se pueda tener con setenta y tantos y bueno que se yo, fue una cosa tremenda. Él era extraordinario, como son los grandes.
*Santiago Feliú