Por: Jorge Luis Sánchez Rivera
Con sus 147 años, la Necrópolis de Cristóbal Colón es la más grande de América Latina, y en Cuba destaca entre las de mayor relevancia por sus valores artísticos-culturales e históricos.
Conmueve desde la puerta de entrada, con el monumento de mármol de Carrara de 34 metros de longitud y 21 metros de altura, que representa las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad.
La riqueza de esculturas y formas arquitectónicas contribuye a su enaltecimiento, máxime si conserva obras de grandes artistas de la plástica cubana como Rita Longa, René Portocarrero, José Vilalta de Saavedra y muchos otros.
Ni siquiera allí se detiene el implacable paso del tiempo, una razón del proceso de reparación capital que lleva varios años; aunque tampoco este camposanto logra ser un remanso de paz, por los estragos de quienes maltratan y mutilan las esculturas y las cruces, y dañan los cristales y las tapas de las bóvedas.
Por lo que se ve y lo que se siente, la Necrópolis de Colón es un museo bajo el cielo donde se escucha cuando los ángeles lloran.