Por Lorenzo Oquendo
El cambio climático continúa en el mundo con impactos contra el medio ambiente a medida que aumentan los gases de efecto invernadero por la quema de combustibles fósiles sin que aún se adopten plenamente las medidas que corresponden para enfrentar y evitar afectaciones al entorno natural.
En estos días de mayo precisamente, ocurren antes de la entrada del verano y de la anual temporada de huracanes, tormentas que desestabilizan el natural desarrollo de la primavera.
Ejemplo de esa situación, al momento de este comentario, es la tormenta subtropical Alberto que avanzaba lentamente por el mar Caribe con amenaza de fuertes vientos e intensas lluvias para Cuba, México y la Florida en Estados Unidos.
Es el primer evento ambiental con nombre antes del comienzo de la temporada ciclónica a partir de junio y hasta noviembre de este año que motivó la declaración de alertas tempranas en estos países y la atenta vigilancia de su trayectoria, además de la correspondiente protección de poblaciones cercanas a las costas debido a posibles inundaciones marítimas.
De acuerdo con los meteorólogos las tormentas subtropicales tienen el ojo de su formación menos definido y más frío que las tropicales con vientos de mayor fortaleza alejados de su centro hacia un desarrollo sólido y potente.
Se fundamenta que estas tormentas subtropicales pueden convertirse en tropicales y seguidamente huracanes por aumento de su fuerza, como la de Alberto también adelantada al referido tiempo ciclónico a partir de junio.
Areas de la Florida, Georgia, Alabama, Missippi y Luisiana recibieron por estos días fuertes lluvias que de continuar provocarán inundaciones y desbordamientos de ríos donde comunidades situaron bolsas de arena en adecuada medida de protección.
Los pronósticos de esta subtropical tormenta la ubicaban a 105 kilómetros de la isla mexicana de Cozumel rumbo al canal de Yucatán con vientos máximos sostenidos de 65 kilómetros por hora que afectarán a su paso al oeste cubano, donde la Defensa Civil orientó proteger con la experiencia acumulada para estos tiempos, el recurso humano y material, además de alertar a los agricultores que los productos alimentarios listos para cosechar se destinen al consumo de la población.
Sin dudas, otro ejemplo impactante del cambio climático que provocan los gases de efecto invernadero al medio ambiente por la quema de combustibles fósiles incidentes no solo a la formación de tormentas y huracanes sino en el deshielo e inundaciones con aumento de la temperatura global que calienta inusualmente regiones como la Antárdida donde la intensidad calórica ascendió tres grados celcius durante esta época.
Y estamos a la espera precisamente de que el acuerdo de París adoptado en diciembre del 2015 se aplique consecuentemente por los gobiernos que rubricaron los documentos donde se precisa mantener por debajo de dos grados centígrados la temperatura ambiental. Veremos.