Intervención de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, en ocasión de la 39 reunión ordinaria de la Conferencia de la junta de gobernadores de la Comunidad del Caribe, Caricom, en Jamaica, el 5 de julio del 2018.
Muy Honorable Andrew Michael Holness; Primer Ministro de Jamaica;
Honorables Jefes de Estado y de Gobierno de los Estados miembros de Caricom;
Su Excelencia Embajador Irwin La Rocque, Secretario General de Caricom;
Distinguidos jefes de delegaciones, ministros e invitados especiales:
Es un honor saludar a los líderes de nuestro Caribe, mar que compartimos como cuna y hogar desafiante, donde contamos las horas con más prisa, por la pasión que nos viene de su calor y su fuerza que pare huracanes, cada vez más frecuentes y destructivos y también por la elevación del nivel del mar, como consecuencia del cambio climático, que ni siquiera provocamos nosotros.
Obedezco al corazón de mi pueblo, que manda emocionado agradecer primero a los anfitriones, porque estamos en Jamaica, donde, en los finales del siglo XIX, encontró asilo, lejos del odio de la metrópoli española, Mariana Grajales, la más brava de nuestras mujeres y Madre de la Patria, a quien «Dios ha investido con el grado de general», según palabras de otra combatiente de primera línea, la esposa de su hijo Antonio, el insuperable Maceo.
Aquí encontró refugio y recibió a José Martí, nuestra Mariana, quien murió en tierra jamaicana hace 125 años y reposa hoy en el cementerio patrimonial en Santiago de Cuba.
Jamaica está muy cerca, geográfica, histórica y humanamente.
Deseo, por eso, expresar nuestro agradecimiento al pueblo y las autoridades del gobierno de Jamaica, muy especialmente al Primer Ministro Andrew Holness, por la gentileza de haber organizado este encuentro y la posibilidad que nos ofrece de poder compartir este momento de hermandad caribeña.
Interpreto también esta invitación y la acogida que nos tributan, como una demostración inequívoca del excelente estado de las relaciones entre las naciones miembros de Caricom y Cuba, cuyos sólidos fundamentos se levantan sobre una amistad a toda prueba y el mutuo reconocimiento de que compartimos desafíos tan tremendos que solo unidos y cooperando podremos enfrentar con éxito.
Me honra transmitirles el fraternal mensaje de amistad y solidaridad del compañero Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, y reiterarles el invariable compromiso que él les dejó el pasado mes de diciembre en la VI Cumbre Caricom-Cuba, celebrada en Antigua y Barbuda, al afirmar que «el Caribe siempre podrá contar con la eterna amistad, gratitud y el apoyo de Cuba».
«Cuba no anda de pedigüeña por el mundo: anda de hermana y obra con la autoridad de tal. Al salvarse, salva», advirtió José Martí cuando organizaba la Guerra Necesaria. Y la Revolución Cubana, que convirtió en ley su legado, no ha dudado en compartir lo que tenemos, ofrecer lo que conocemos; apoyar en lo que podemos, más en la hora difícil que en el instante afortunado, pero sencillamente siempre. Con una sola prioridad: primero el que más sufre y si es hermano con más razón.
Estimados Jefes de Estado y Gobierno e invitados:
No es nuevo, aunque sí cada vez mayor, el reto que se plantea a nuestros pequeños estados para alcanzar un desarrollo sostenible, pues son aún mayores y más complejos los obstáculos y los peligros derivados de un orden internacional injusto que ha durado demasiado.
Un mundo cada vez más desigual, en el que se obstruye el acceso de nuestros productos a los mercados, y se nos priva de los recursos tecnológicos y financieros imprescindibles para el desarrollo, mientras se dilapidan ríos de dinero y recursos en gastos militares y guerras infinitas fuera de las fronteras de sus promotores, donde hay poco espacio para las esperanzas de las naciones que perdimos siglos de progreso, alimentando el de nuestras metrópolis.
Por eso Cuba apoyará siempre los justos reclamos del Caribe de recibir un trato justo y diferenciado en el acceso al comercio y las inversiones.
Y respaldaremos, sin dudar, la legítima demanda de compensación por los horrores de la esclavitud y la trata, a la vez que rechazamos la inclusión de Estados miembros de Caricom en listas unilaterales de supuestas jurisdicciones no cooperativas elaboradas por los centros del capital financiero internacional.
Ratificamos, igualmente, que es necesario y justo el reclamo de fomentar la cooperación a partir de las necesidades de los países en desarrollo y sobre la base de la deuda histórica como consecuencia del colonialismo, y no por una mecánica e incompleta medición de la renta nacional.
Como ya adelantaba, los efectos del cambio climático y la destrucción progresiva del medio ambiente, amenazan la supervivencia humana y hacen que los fenómenos y desastres naturales afecten con mayor intensidad a los pequeños estados insulares. Nos urge, por tanto, encontrar respuestas mancomunadas para enfrentarlos y reclamar un trato justo, especial y diferenciado.
Propósitos y Principios de la Carta de las Naciones Unidas, como la solución pacífica de controversias, la prohibición del uso y de la amenaza del uso de la fuerza, el respeto a la libre determinación, la integridad territorial, la igualdad soberana de los estados y la no injerencia en sus asuntos internos, son vulnerados continuamente, lo que constituye un real peligro que demanda nuestra más estricta observancia y la voluntad de hacer valer la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, compromiso firmado en La Habana en el 2014 por los jefes de Estado y Gobierno de la región.
No podemos ignorar los graves y alarmantes mensajes de arrogancia y desprecio con que autoridades de Estados Unidos se dirigen a nuestras naciones.
La declarada intención de retomar la Doctrina Monroe, expresión directa de sus ambiciones de dominación, junto con actos de intervención, que provocan violencia, crisis humanitarias e inestabilidad, merecen un firme repudio, tanto como la aplicación de medidas coercitivas unilaterales y las tácticas de guerra no convencional que se han convertido en una amenaza directa a la estabilidad y la verdadera integración de nuestras naciones.
Estimados Jefes de Estado y Gobierno:
Hace ya 45 años, en una histórica decisión, las cuatro primeras naciones independientes del Caribe restablecieron relaciones diplomáticas con Cuba.
Aquel acto sería calificado por el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, como «de incuestionable valentía política, (en tanto) constituyó un paso fundamental para la ruptura del bloqueo diplomático y comercial a Cuba en la región (…). Cuba nunca olvidará el noble gesto de sus hermanos caribeños», dijo Fidel entonces y reiteramos hoy nosotros.
Continuaremos, con nuestros modestos recursos y pese a las actuales dificultades, los proyectos conjuntos de cooperación.
Tenemos la oportunidad de profundizar aún más nuestros vínculos.
Proseguiremos los esfuerzos para que comience su actividad la Escuela Regional de Artes, cuya concepción es resultado del interés y la voluntad política común.
Debemos, al mismo tiempo, hacer sostenible el avance del Centro de Estimulación del Desarrollo de Niños, Adolescentes y Jóvenes con Necesidades Educativas Especiales, ubicado en la República Cooperativa de Guyana.
Cuba ratifica la decisión de continuar cooperando en la formación de recursos humanos, en particular la posibilidad de cursar estudios de especialización en la esfera de la salud.
Mantenemos la voluntad de intercambiar experiencias y buenas prácticas en la gestión integral de riesgos de desastres y el enfrentamiento a los efectos del cambio climático y de explorar otras esferas de interés común.
Contamos, además, con instrumentos novedosos que debemos seguir potenciando, como la ampliación del Acuerdo de Comercio y Cooperación entre la Comunidad del Caribe y Cuba, que permite promover el desarrollo del comercio y las inversiones; la posibilidad de trabajar en el desarrollo del turismo multidestino y el intercambio cultural.
Dicho con otras palabras: hacer un uso más sistemático y útil a todos, de nuestras escasas, pero poderosas ventajas compartidas.
Estimados Presidentes y Primeros Ministros:
En Cuba avanzamos en un proceso de perfeccionamiento del modelo socialista de desarrollo económico y social, y trabajamos en la reforma de nuestra Constitución.
Lo hacemos en medio de dificultades económicas y tensiones financieras enormes, acrecentadas por el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero y el retroceso en la relación bilateral con Estados Unidos.
A pesar de esos enormes obstáculos, el pueblo cubano persiste en construir una nación soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible, sin abandonar ninguno de los principios que han guiado la digna historia de su Revolución.
In this context, Cuba would like to express its appreciation for the permanent support and friendship of the Caribbean peoples.
Y ante ustedes, deseo ratificar, en nombre de nuestra historia común, de las presentes y futuras generaciones de cubanas y cubanos, la invariable solidaridad, la eterna gratitud y el irrenunciable compromiso de Cuba con sus hermanos más próximos, sus iguales en la necesidad y la esperanza, por la suerte y el desafío de compartir el Caribe que nos abraza.
¡Muchas gracias!
(Tomado de Cubaminrex)