Por Víctor Pérez Galdós
La Habana, 2 sep (RHC) José Martí calificó a la enseñanza como una obra de infinito amor y resumió el papel del maestro al catalogarlo como la letra viva. Él también precisó que el pueblo más feliz es el que tenga mejor educado a sus hijos en la instrucción del pensamiento y en la dirección de sus sentimientos.
Precisamente él llegó a afirmar que no fructifica la educación si no es continua y constante. Martí consideró a la educación como un árbol y al respecto aseguró que se siembra una semilla y se abre en muchas ramas.
Tuvo en cuenta, además, que un pueblo instruido será siempre fuerte y libre y abogó por el desarrollo de la educación para todos los seres humanos sin distingo de razas o sexos. Él enfatizó:
“Si la educación de los hombres es la forma futura de los pueblos, la educación de la mujer garantiza y anuncia los hombres que de ella han de surgir.”
En otra de sus reflexiones sobre la relevancia de la educación y lo que ésta representaba para los seres humanos, igualmente precisó en un trabajo titulado Escuela de electricidad, publicado en La América, en Nueva York, en noviembre de 1883:
“Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente hasta el día en que vive: es ponerlo al nivel de su tiempo: es prepararlo para la vida.”
Enfatizó acerca del hecho que uno debía preocuparse por su superación a través de toda la existencia y en este sentido en 1889 en una de las ediciones de la revista La Edad de Oro en el trabajo titulado Músicos, poetas y pintores, precisó:
“La educación empieza con la vida y no acaba sino con la muerte.”
Martí afirmó que la educación no sólo era una responsabilidad de las instituciones docentes, sino que todos los ciudadanos podían y tenían el deber de propiciar el desarrollo de la enseñanza como elemental compensación a la que habían recibido.
Y en relación con esto llegó a plantear:
“Al venir a la tierra, todo hombre tiene derecho a que se le eduque, y después en pago, el deber de contribuir a la educación de los demás.”
También el máximo líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, hizo referencia al gran valor de la educación. Ya desde el propio año inicial del proceso revolucionario él le dio una prioridad al desarrollo de la enseñanza en el país. Se crearon miles de aulas, se formaron maestros e incluso además de crearse múltiples escuelas se convirtieron las otroras fortalezas militares en centros educacionales.
En 1961, Cuba emprendió en forma exitosa una campaña nacional de alfabetización que posibilitó que aprendieran a leer y escribir centenares de miles de hombres y mujeres.
El 22 de diciembre de 1961, en el acto celebrado en la Plaza de la Revolución “José Martí” al proclamar oficialmente a Cuba como territorio libre de analfabetismo, Fidel expresó:
“Ningún momento más solemne y emocionante, ningún instante de júbilo mayor, ningún minuto de legítimo orgullo y de gloria, como éste en que cuatro siglos y medio de ignorancia han sido derrumbados. Hemos ganado una gran batalla, y hay que llamarlo así: batalla, porque la victoria contra el analfabetismo en nuestro país se ha logrado mediante una gran batalla, con todas las reglas de una gran batalla.”
Con posterioridad se siguieron llevando a cabo en el país otras batallas encaminadas a que muchos de esos recién alfabetizados pudieron alcanzar primero, el sexto grado y después el noveno. Incluso también hubo quienes después prosiguieron estudiando y hasta concluyeron carreras universitarias.
Fidel en diversas ocasiones, tanto en la inauguración de cursos escolares, de escuelas en específico, así como en las aperturas y clausuras de eventos internacionales celebrados en Cuba, como los de Pedagogía, no sólo se refirió a lo que Cuba realizaba en el campo de la educación, sino también precisó conceptos muy significativos en torno a la enseñanza y el trabajo de los desempeñan un papel esencial en la formación de los educandos.
Por ejemplo, el 4 de septiembre de 1964 en el acto de clausura del curso de educación física a los maestros de la enseñanza primaria, precisó:
“Estamos muy conscientes del papel que desempeña el maestro en la sociedad! ¡Estamos muy conscientes del papel que desempeña el maestro en la Revolución! ¡Estamos muy conscientes del papel que desempeña el maestro en la creación de la sociedad socialista!”
Varios lustros después, en otro acto relacionado con el tema de la educación, en la graduación de las Escuelas Emergentes de Maestros de la Enseñanza Primaria, celebrado en La Habana, el dos de septiembre del 2002, Fidel también expuso:
“Para mí educar es sembrar valores, inculcar y desarrollar sentimientos, transformar a las criaturas que vienen al mundo con imperativos de la naturaleza, muchas veces contradictorios con las virtudes que más apreciamos, como solidaridad, desprendimiento, valentía, fraternidad y otras. Educar es hacer prevalecer en la especie humana la conciencia por encima de los instintos.”
Y a manera de ejemplo cito, además otra consideración muy importante expresada por Fidel. En la clausura del Congreso Pedagogía 2003, el 7 de febrero de ese año, planteó la siguiente reflexión en torno a la educación:
“Siempre he pensado que la educación es una de las más nobles y humanas tareas a las que alguien puede dedicar su vida. Sin ella no hay ciencia, ni arte, ni letras; no hay ni habría hoy producción ni economía, salud ni bienestar, calidad de vida, ni recreación, autoestima, ni reconocimiento social posible.
“El acceso al conocimiento y la cultura no significa por sí solo la adquisición de principios éticos; pero sin conocimiento y cultura no se puede acceder a la ética. Sin ambos no hay ni puede haber igualdad ni libertad. Sin educación y sin cultura no hay ni puede haber democracia.
“Hace más de cien años José Martí afirmó categóricamente y sin réplica posible: "Ser culto es el único modo de ser libre".
Fidel igualmente resaltó en esa oportunidad:
“Las ideas son hoy el instrumento esencial en la lucha de nuestra especie por su propia salvación. Y las ideas nacen de la educación. Los valores fundamentales, entre ellos la ética, se siembran a través de ella.”
Las valoraciones expuestas por José Martí y Fidel Castro sirven de fuente de enseñanza y enriquecen la educación en nuestro país, educación que está al alcance de todo el pueblo en forma gratuita y que llega por igual a todos los sectores de la población cubana, desde los niños hasta los hombres y mujeres de la tercera edad que desean continuar superándose haciendo realidad ese principio de Martí que ya cité y que reitero:
“La educación empieza con la vida y no acaba sino con la muerte.”