Brigada Médica Cubana en Guatemala, 20 años de amor y esperanza (+Fotos)

Editado por Bárbara Gómez
2018-11-05 21:01:17

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Por: Maitte Marrero Canda.PL.

Una Guatemala devastada por el huracán Mitch convocó a las primeras brigadas médicas cubanas que abrieron el camino de una colaboración humanitaria intacta hasta hoy.

El 22 de octubre de 1998, la depresión tropical 13 se formó en el mar Caribe y ese número se convirtió en mortal infortunio, pues pasó rápidamente a tormenta y luego a huracán.

Ya el 26 tenía categoría 5, después disminuyó a 1, pero los sistemas lluviosos causaron correntadas, derrumbes, inundaciones y crecida de ríos en diversas regiones del país.

Ante el llamado de auxilio de las autoridades guatemaltecas, el 5 de noviembre desembarcaba en el aeropuerto La Aurora el primer grupo de médicos cubanos dispuestos a socorrer a la población más sufrida sin importar lo recóndito de los parajes.

Mitch resultó excluido de la lista alfabética de meteoros para no ser olvidado, como la asistencia en salud que recibieron los guatemaltecos más humildes y excluidos en esos días de luto a causa de la catástrofe natural.

La Tinta, en el municipio homónimo del departamento de Alta Verapaz, fue uno de los lugares donde los cubanos dejaron su huella tras la llegada de una segunda brigada de 31 cooperantes que en solo 48 horas puso en funcionamiento un hospital totalmente equipado pero cubierto por dos metros de lodo.

Los galenos comprendieron rápidamente que era necesario trabajar la comunidad con el enfoque de atención primaria de salud validado en Cuba para atajar las causas de los problemas y no quedarse solo en el enfrentamiento al desastre.

La experiencia de La Tinta dio las herramientas necesarias para defender al especialista en Medicina General Integral (MGI) como la pieza más valiosa del futuro Programa Integral de Salud (PIS) que en abril de 1999 abrió una colaboración ministerial de continuidad.

Se cumplía el sueño de su creador, el Comandante Fidel Castro Ruz, para detener en Centroamérica un huracán mucho más silencioso, permanente y terrible que el Mitch, la muerte por enfermedades previsibles.


        
Veinte años después, los cooperantes cubanos cubren 16 de los 22 departamentos guatemaltecos (72 por ciento de cobertura) y en los lugares más apartados de su geografía sin distinción de raza, credo e ideologías.

El doctor Yuri Batista, a un año de estar al frente de la Misión Médica, no duda en resaltar el espíritu de sacrificio y entrega de un colectivo integrado por 420 colaboradores, de ellos 240 médicos (153 especialistas en MGI), 113 licenciados en Enfermería y nueve técnicos, más del 85 por ciento del total.

'De enero a septiembre de 2018 realizaron un millón 711 807 consultas médicas, 92 mil 764 más que el pasado año, y en los 20 años de presencia hemos salvado 331 mil 114 vidas humanas', destaca el coordinador nacional de la Misión.

Mención especial requiere el personal de enfermería que llegó a este país en agosto de 2013 y ha sido clave para atender el universo de embarazadas, niños y ancianos, puntualiza.


        
La labor asistencial y preventiva en las zonas no cubiertas se garantiza mediante jornadas médicas fuera del horario normal de trabajo, un extra que agradecen sobre todo quienes ven llegar por primera vez un médico hasta sus casas.

Una 'enfermedad' silenciosa, la ceguera, trajo para los guatemaltecos el beneficio de la Operación Milagro, otra idea de Fidel compartida por el Comandante Hugo Chávez para sacar de la oscuridad a millones de personas en la región.

En agosto de 2006 se inaugura el primer centro oftalmológico en San Cristóbal Verapaz, el cual se traslada en 2009 para Villa Nueva, y otros tres completan servicios totalmente gratuitos.

En estos 12 años suman 193 mil 283 los pacientes intervenidos de catarata y pterigión, incluidos de países fronterizos como El Salvador, México y Belice.

Recientemente otro fenómeno natural, la erupción del volcán de Fuego, volvió a poner a prueba la disposición de los especialistas cubanos. Desde el mismo 3 de junio último estuvieron atendiendo a los pobladores de Escuintla, uno de los departamentos más golpeados.

Sin duda, fue sólido el puente de esperanza y amor entre Cuba y Guatemala que dejaron a su paso esas primeras brigadas.



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