Por Cosset Lazo Pérez
Ante los estragos ocasionados por el tornado del pasado 27 de enero en La Habana, las muestras de solidaridad aumentan para revertir el deterioro de viviendas y otros inmublebles severamente dañados.
Desde que sale el sol hasta que se pone, miles de hombres y mujeres trabajan en la restauración o edificación de casas con derrumbes parciales o totales en varios lugares de La Habana, especialmente en los municipios más afectados por el fenómeno meteorológico: Regla, Guanabacoa y Diez de Octubre.
Hasta Regla se trasladó un equipo de Prensa Latina para conocer detalles sobre las acciones constructivas que tienen lugar en ese territorio, bautizado en sus primeros años de vida con el nombre Guaicanamar, cuyo significado es 'frente al mar'.
Manos amigas se unen para elevar paredes, hacer encofrados y fundir placas en lugares donde el tornado no dejó más que desolación y dolor, pues fueron muchas las personas que lo perdieron todo.
Así sucede en el edificio Refinería 9, donde cerca de 15 hombres del contingente Ñico López laboran para restituir la cubierta de un apartamento de su último piso, devastada por los fuertes vientos del fenómeno.
De acuerdo con el jefe de la obra, Rangel Barrueta, está previsto finalizar ese trabajo en dos semanas, para lo cual se han dispuesto los recursos necesarios y lo más importante: el empeño de carpinteros, albañiles y vecinos.
En este grupo también labora -como uno más- Agustín Heredia, el dueño de la vivienda dañada pues, a su juicio, él tiene que ser el primero en apoyar a los hombres que levantan las paredes de su casa, como si fuera la de ellos. Heredia compartió algunos detalles sobre el paso del tornado y dijo que él y su familia están vivos 'gracias a Dios', porque estaban dentro de la casa cuando los vientos arrasaron con sus equipos electrodomésticos y demás pertenencias.
Aunque guarda en su celular vídeos de la devastación, está más ocupado en labores de albañilería para convertir los restos del desastre en su nuevo hogar.
Expectante admira cómo se ha avanzado y agradece todo el apoyo, porque han sido muchos los que han llegado hasta él preocupados y dispuestos a ayudar.
Mientras estos hombres trabajan en un quinto piso, otros, como Adrián Peña -que viste un overol de mecánico- merodean por la zona, y cuando le preguntamos si formaba parte del contingente nos dijo: 'no, yo soy solo un vecino, pero estoy aquí para ayudar en lo que sea necesario'.
(Tomado de PL)