Tribus enteras de amerindios fueron diezmadas por la gripe española en 1918-1919. Y es importante señalar que la tasa de mortalidad entre ellos causada por la epidemia de gripe H1N1 en 2009 fue cuatro veces más alta que entre cualquier otra minoría en los Estados Unidos. Con cada pandemia surge la misma evidencia: las catastróficas situaciones económicas y sociales en las que se sobreviven las primeras naciones no hacen sino agravar el fenómeno.
Allison Barlow, directora del Centro para el Estudio de la Salud de los Indios en la Universidad Johns Hopkins, es inflexible: "Desde la llegada de los conquistadores, han sufrido nuevos virus que les han diezmado en olas sucesivas".
"Nuestros ciudadanos no pueden darse el lujo de poder abrir un grifo."No sólo faltan las estructuras y los medios para la atención sanitaria, sino que las condiciones de salud son también deplorables en la reserva de los Navajos. La construcción de las redes de agua se llevó a cabo hace ahora un siglo, como por casualidad, pasando por alto el gigantesco, aunque en gran parte desértico territorio. Varias ONG para la defensa de los pueblos amerindios han establecido que alrededor del 30% de las familias navajo no tienen acceso a agua corriente, y la mayoría de las veces tienen que ir a buscar agua hasta 40 kilómetros de sus casas.
El presidente de la comunidad, Jonathan Nez, expresa una ira sorda:
En el corazón de la mayor potencia del mundo, los Estados Unidos de América, nuestros ciudadanos no pueden darse el lujo de abrir un grifo para lavarse las manos con agua y jabón...
Al igual que la mayoría de las demás tribus, los navajos abandonaron sus tierras ancestrales a cambio de bellas promesas del gobierno federal de los Estados Unidos, entre las que se incluía la de proporcionar educación y atención sanitaria gratuitas, de forma indefinida. Un pacto que está muy lejos de haberse cumplido.