Ellas gestaron a los heroicos mambises de nuestras primeras gestas libertadoras y los alentaron con su ejemplo y estoicismo; ellas hoy, al igual que ayer, nutrieron de hijos bravos las filas del Ejército Rebelde.
Son ellas las mismas madres que, cuando la patria lo necesite, mandarán a sus hijos al sacrificio heroico cuantas veces sea necesario para que nunca más vuelva a morir la libertad en nuestra patria.
Hoy vemos aquí a esas madres que han venido de distintos lugares de la Isla y cuánta importancia simbólica tiene este acto en que se rinde homenaje a los rostros curtidos por los años y por los sufrimientos de estas Marianas Grajales.
Los mismos rostros curtidos que vimos durante la guerra civil. Pero vemos mucho más esta noche. Aquí ha venido una madre del campo a traer 15 dólares recogidos centavo a centavo para engrosar las divisas del país y nos habla del hijo que perdió en la lucha contra la tiranía y del hijo que le queda para ofrecerlo a la patria cuando esta lo necesite.
La señora Josefa Galán perdió a su único hijo, su única Palomita –como ella le decía– durante la operación de la Nona de Moa, riquísimo territorio de Cuba donde se explotaba una mina hasta hace poco por una compañía norteamericana a la que la dictadura cedió mediante una concesión onerosa y perjudicial para nuestra economía y soberanía.
Los ataques de los aviones de la dictadura contra los campesinos, surtidos de armas en la Base Naval de Caimanera, hecho comprobado con papeles en poder del Ejército Rebelde, únicamente después del secuestro de ciudadanos norteamericanos por las tropas rebeldes, fue que los aviones dejaron de volar y bombardear por aquellas zonas.
Y volviendo a la señora Josefa Galán, es un hecho ejemplar que, cuando estaban dando sepultura a los féretros con los cadáveres de los cinco compañeros caídos en aquella operación, ella se me acercó, no para pedirme nada, a pesar de su miseria, no para llorar por el hijo que había perdido, sino para ofrecer el rifle de su hijo a la Revolución y su propia vida.
Hace pocos meses, cuando aún no se había aplicado la Reforma Agraria en la zona de Sagua de Tánamo, nos volvimos a encontrar con aquella madre abnegada y valiente. Tampoco nos pidió nada. Vino hasta nosotros para reiterarnos su ofrecimiento de luchar si la patria se veía amenazada.
(Fuente: Diálogo del Comandante Raúl con las madres campesinas, publicado en el periódico Revolución, el 9 de mayo de 1960).